_
_
_
_

Estudio de las alegaciones contra un pantano en Huesca a los 37 años de proyectado

Han pasado ya 37 años desde que se aprobó el proyecto inicial de la construcción del embalse de Jánovas (Huesca), y esta semana técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro y de Iberduero, empresa concesionaria de la explotación hidroeléctrica, estudian las más de 700 alegaciones presentadas contra el proyectado pantano.

Los alegantes fueron citados en el lugar donde se quiere construir el embalse. Se trata de una larga historia salpicada de protestas, algún sabotaje, expropiaciones y desalojos forzosos, en la que se ha variado al menos dos veces el proyecto, la última en 1980, y cuyo futuro es incierto.En marzo de 1951 se aprobó el plan de aprovechamiento hidroeléctrico de los ríos Ara y Cinca, que preveía la construcción, en las proximidades de Jánovas, de un embalse de 500 hectómetros cúbicos y las centrales hidroeléctricas de Fiscal y Ainsa. Se llevaron a cabo las expropiaciones, en muchos casos forzosas, y los habitantes de Sobrarbe y Jánovas fueron obligados a abandonar sus viviendas de manera un tanto expeditiva: las escuelas de Jánovas fueron voladas sin dar casi tiempo a sus alumnos a abandonar el local. Hubo protestas de ecologistas y particulares e Iberduero propuso después un embalse de sólo 200 hectómetros cúbicos pese a que las expropiaciones se habían hecho para el mayor. La Administración obligó a Iberduero a subir la cota del embalse y el último proyecto prevé una capacidad de 354 hectómetros cúbicos cuya central podrá producir 150 millones de kilowatios hora.

Símbolo de resistencia

Hace cuatro años fueron desalojados los últimos moradores de Jánovas, el matrimonio formado por Emilio Garcés y Francisca Castillo, que se había convertido en un símbolo de resistencia. El gobernador civil de Huesca, el delegado de Iberduero y 14 guardias civiles estuvieron presentes en el desalojo y poco después fue volada la casa para evitar cualquier tipo de arrepentimiento. La familia Garcés vive ahora en Campodarbe, en una casa y unas tierras que nunca han reconocido como suyas.En el retraso han confluido varias circunstancias: la fuerte oposición, incluido un sabotaje que ocasionó desperfectos en la maquinaria que realizaba las primeras excavaciones; cuestiones de tipo técnico relacionadas con el uso coordinado de los embalses del río Cinca; la tardanza en el envío de un estudio sobre el impacto ambiental y de ordenación territorial que el Gobierno aragonés, entonces presidido por el socialista Santiago Marraco, anunció durante el período de alegaciones.

Además, el servicio de conservación de la naturaleza exige unos caudales ecologistas en los ríos, lo que habría hecho pensar a la empresa concesionaria en la merma considerable de la rentabilidad de las futuras centrales hidroeléctricas. Hay quien opina que Iberduero se olvidó del pantano de Jánovas y las otras centrales hidroeléctricas confiando más en las nucleares, y que ante la paralización de éstas ha vuelto ahora a retomar la cuestión. Las inversiones anunciadas por la empresa en 1982 en la zona serían superiores a los 19.000 millones de pesetas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_