Los policías asesinados en Vizcaya investigaban sobre un posible lugar de contacto de 'etarras'
Los dos policías de la Brigada de Información Antiterrorista de Bilbao asesinados el pasado sábado en la población vizcaína de Izurtza fueron sorprendidos por los terroristas cuando llevaban a cabo una labor de investigación en un bar que podía ser utilizado por miembros o simpatizantes de ETA para contactar telefónicamente. La Brigada de Información Antiterrorista de Bilbao venía realizando en las últimas semanas pesquisas relacionadas con indicios de la presencia de un comando terrorista en el área de Durango, dentro de la cual se encuentra la localidad de Izurtza.
Martín Martínez Velasco y Pedro Antonio Fonte Santo habían visitado ya en varias, ocasiones el bar Ozaeta, donde fueron abatidos, por lo que es probable que fueran detectados en alguna ocasión anterior. El hecho de que los terroristas no acudiesen con un coche propio sino que huyesen en un vehículo robado a uno de los clientes del bar indica, a juicio de fuentes policiales, que controlaban perfectamente el escenario del atentado y que habían descubierto la labor investigadora iniciada por los agentes.Izurtza es una pequeña localidad de unos cuatrocientos habitantes, lo que facilita la detección de unos forasteros, subrayaron medios de la lucha antiterrorista. Los servicios de información policial tenían sospechas de que el bar en que fueron asesinados Martín Martinez Velasco y Pedro Antonio Fonte Santo, así como otros establecimientos hosteleros de localidades próximas, servían de punto de contacto de militantes o simpatizantes de ETA. En concreto, investigaban la posibilidad de que el teléfono fuera utilizado para realizar o recibir llamadas de terroristas.
Según algunas fuentes policiales, cabe también la presunción de que el inspector y el agente fueran detectados por colaboradores o activistas de ETA en Durango, población en la que habían desarrollado algunas de sus investigaciones, informa José Luis Barbería desde San Sebastián. De acuerdo con esta hipótesis, el comando siguió a los policías en un vehículo de un simpatizante o activista, probablemente legal, que se alejó del lugar nada más dejar al comando en el lugar de los hechos, para evitar que el coche y quizá también su conductor fueran identificados por algún testigo.
Según los mismos medios policiales, desde 1982 no moría en un atentado un miembro de los grupos de información de la Seguridad del Estado.
El funeral por los dos policías asesinados se celebró ayer en Bilbao, con la asistencia entre otros del ministro del Interior, José Luis Corcuera- Al término de la ceremonia, el ministro afirmó que la sociedad vasca necesita imperiosamente aislar y enfrentarse a los violentos si no quiere ver arrumbadas sus expectativas y asistir a su ruina moral.
Trabajadores asesinados
En sus breves declaraciones, el ministro del Interior dijo que los policías asesinados son trabajadores miembros de familias humildes, y subrayó el sarcasmo que supone el que los asesinos justifiquen su crímenes en nombre del pueblo trabajador vasco. "Espero", dijo José Luis Corcuera, "que la mayoría del pueblo vasco no olvide mañana, lunes, la indignación que hoy siente por este atentado".
El sacerdote castrense que ofició el acto religioso pidió en su homilia que toda la sociedad colabore en la misión de erradicar el terrorismo, y dijo que nadie puede quedar insensible ante la sangre vertida y que ya no basta con las palabras de condena e indignación. El párroco, dirigiéndose a la Policía, recordó "la necesidad de dominar la rabia contenida y los impulsos de venganza, para que aparezca la serenidad y la hombría como el mejor honor a vuestros compañeros y amigos muertos".
Escenas de dolor
Al acto asistieron también el vicelehendakari, Ramón Jaúregui; el consejero de Interior del Gobierno Vasco, Juan Lasa; el director general de la Policía, José María Rodriguez Colorado, y el comisario general de Información, Jesús Martinez Torres. La ceremonia se desarrolló en un ambiente emotivo, acentuado por las escenas de dolor protagonizadas por los familiares y amigos de las víctimas del atentado.
Concluida la ceremonia, un pequeño grupo de personas dió gritos aislados de "ETA asesina" y "Gobierno culpable", junto con vítores a la Policía, a la Guardia Civil y a España.
La familia del inspector Martín Martinez expresó el deseo de enterrar los restos mortales de este en el cementerio de Derio (Vizcaya), mientras que el cadaver del policía Pedro Antonio Fonte Salido fue trasladado en un avión de la Fuerza Aérea a El Ferrol (La Coruña), donde reside su familia, y será enterrado hoy en Neda, localidad natal del fallecido. Martín Martinez tenía 33 años de edad, se había casado hace menos de un año y era natural de San Andrés de Montejo (León), y Pedro Antonio Fonte contaba 27 años y estaba soltero.
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