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Asalto con cerveza

El alcalde de Casarabonela pide que vuelva al pueblo la Guardia Civil y que el instituto pague la deuda

"Sargento, mire usted, el pueblo va a tomar la casa cuartel. Cuando nos vea llegar, antes de que entremos, usted saca unas cervezas y nos invita". En estos términos explicó el alcalde de Casarabonela (Málaga), Pedro Rubio, al mando de la Guardia Civil en qué iba a consistir el asalto a la casa cuartel para forzar el pago de unos 40 millones de pesetas que el cuerpo debe al Ayuntamiento por la construcción del edificio, más los intereses del crédito. Horas después, el sargento y los cuatro guardias abandonaban precipitadamente el pueblo con sus familias. "Ahora", dice Rubio, "tenemos dos problemas: que nos paguen lo que nos deben y que regrese la Guardia Civil".

Casarabonela es un pueblo plácido, blanco, asentado en la ladera de la serranía malagueña. Un día después de que la Guardia Civil abandonara las viviendas y embalara como pudo los enseres domésticos hacia otros destinos ante el anuncio del asalto, los vecinos alivian el calor con sosiego frente a un mirador natural desde el que se contemplan los confines de la sierra. Es un pueblo sin ruido, pacífico, ideal para un descanso. El desmantelamiento del cuartel ha sido una sorpresa. "Al sargento le explicamos que el asalto era simbólico, sólo para llamar la atención de los medios informativos. Desde que guardo memoria, Casarabonela no ha salido en los periódicos", comenta Diego Florido, concejal de Deportes.Casarabonela cuenta con 2.864 habitantes y en el Ayuntamiento el CDS tiene mayoría (seis concejales frente a cinco del PSOE). Entre 1984 y 1985 la corporación acordó ceder una parcela para construir la casa cuartel. La Dirección General de la Guardia Civil se comprometió a pagar los gastos de la construcción, adelantados mediante un préstamo por el Ayuntamiento. Mientras concluían las obras, el sargento instaló la oficina en la casa municipal. La Guardia Civil aún no ha abonado los 28,5 millones de pesetas de las obras ni los intereses devengados por el préstamo.

27 millones

"El Ayuntamiento no gana nada con el cobro: los dineros para pagar a fontaneros, electricistas y suministradores de cemento", explica Diego Florido. Según el concejal, el impago de los intereses del crédito ha originado la negativa de bancos y cajas de ahorro a fiar más al municipio. "Casarabonela tiene un presupuesto anual de 27 millones de pesetas. La dirección de la Guardia Civil se comprometió a pagar en el primer semestre de este año, pero al incumplir de nuevo la promesa decidimos hacer encierros y asambleas y anunciar la toma simbólica del cuartel", añade Florido."Lo del asalto fue ocurrencia mía, para que España se entere de lo que ocurre en muchos pueblos. La única forma de que la noticia se propagase era a través de los medios informativos, pero usted sabe que a los periódicos sólo les interesan noticias fuertes, que llenen; si me callo lo de asalto no viene ningún periodista. Lo que siento es que la Administración se lo haya creído", señala Pedro Rubio.

En el pueblo, los vecinos comentan perplejos la retirada de la Guardia Civil "cuando en el País Vasco aguantan asesinatos, bombas y descalificaciones, y siguen allí". "Cuál va a ser mi opinión sobre el cuerpo; un hijo mío es guardia civil y ayer regresó de Bilbao, donde ha estado destinado 17 meses", comenta Miguel Navarro, también concejal del CDS.

La casa cuartel parece un tranquilo bloque de apartamentos para veraneantes. Es un edificio moderno, asomado a la serranía, a cuya entrada hay un mástil sin bandera. "Se han llevado hasta los letreros", comenta un vecino.

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Gobernador civil

La retirada de las fuerzas fue decidida por el gobernador civil de Málaga, no por la amenaza del alcalde, del que dijo tener buenas referencias personales, sino por los eventuales desmanes de la población. "Estoy seguro de que el pueblo jamás hubiera malinterpretado lo del asalto simbólico. El otro día, cuando nos encerramos en el Ayuntamiento, no se atrevían a entrar. ¿Cómo esta gente iba a tomar un cuartel?", manifiesta el alcalde. El desmantelamiento del cuartel fue ordenado la noche del martes y la mudanza se demoró hasta la mañana del miércoles.Ese día el pueblo secundó un paro general. "Llevamos más de 100.000 pesetas gastadas en llamar por teléfono a la dirección de la Guardia Civil y jamás hemos conseguido hablar con su titular, Luis Roldán", manifiesta Diego Florido. El miércoles pasado, Rubio se entrevistó con el gobernador civil y le pidió la vuelta de los guardias. "El día 21 de este mes Roldán por fin me va a recibir. Ojalá entonces la casa cuartel ya esté ocupada", dice.

Pasada la medianoche del miércoles, dos guardias procedentes de un cuartel de un pueblo cercano hacían una visita rutinaria a Casarabonela. En el desvío de la carretera hacia esta localidad habían montado un control. Arriba, en los miradores, la gente seguía en silencio aliviando la canícula.

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