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Denuncian a un equipo médico por comer en el quirófano durante una cesárea

Amelia Castilla

Amparo Pellicer Sánchez denunció en el juzgado de guardia y ante la Unión de Consumidores de Madrid que el pasado 22 de enero, mientras se le practicaba una cesárea en el hospital Gregorio Marañón, algunas personas "comían en el quirófano y otras no llevaban mascarilla". En relación con estas supuestas irregularidades, la Unión de Consumidores de Madrid ha solicitado la dimisión del director general de Salud de Madrid, Carlos Muñoz. La gerencia del hospital, consultada por este diario, aplazó hasta hoy cualquier comentario sobre estas acusaciones.

La denunciante calificó ayer los hechos como "una odisea". Según su versión, entró en el quirófano y se la intervino sobre la misma cama en la que se encontraba en la habitación. El hecho que suscitó la reclamación tuvo lugar en uno de los quirófanos de obstetricia y ginecología del hospital Gregorio Marañón.Durante la operación de cesárea la paciente observó irregularidades tales como "la no utilización de mascarillas por parte de algunas de las personas que se encontraban en la sala; la firma de la certificación de nacimiento por un médico distinto del que intervino en el parto, y un diagnóstico posoperatorio incompleto, en el que no figuraba una asimetría en el recién nacido (distinto tamaño en las piernas del niño). La asimetría fue detectada tres días después por un pediatra".

Pellicer asegura también que antes de ser anestesiada pudo escuchar conversaciones entre las personas que se encontraban en el quirófano que demostraban que "había personas allí que estaban comiendo". "Mi esposo, al que se impidió la entrada en la sala, también observó cómo algunas de las personas que salían del quirófano llevaban miguitas en el uniforme", dice.

La paciente explica que posiblemente las personas que comían en la sala venían de "la sala de relax, situadas próximas a los quirófanos para que los médicos descansen entre las operaciones".

El médico llevaba mascarilla

La paciente, que anteriormente no había sido intervenida quirúrgicamente, precisó también que el doctor que la atendió sí llevaba la mascarilla puesta. El bebé, que pesó al nacer 4,200 kilos, fue introducido en una incubadora, "donde perdió 300 gramos en un solo día", según la madre. Tanto el bebé como la madre se encuentran perfectamente, aunque la paciente asegura que todavía no ha recibido por parte del hospital el informe médico sobre los análisis realizados al bebé.Tras salir del hospital la paciente puso los hechos en conocimiento de la Unión de Consumidores de Madrid. Esta organización trasladó la denuncia al hospital citado, a la Dirección General de la Salud y al Colegio Oficial de Médicos. "Ninguno de estos organismos ha respondido hasta la fecha ni ha facilitado ningún informe aclaratorio sobre las irregularidades denunciadas, motivo por el que solicitamos la dimisión de Carlos Ramos, director general de, la Salud de la comunidad madrileña", aseguró ayer una fuente de la Unión de Consumidores, quien precisó que el citado cargo les habia negado varias entrevistas "alegando que no hay lugar a la reclamación".

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Francisco Abad, gerente del hospital Gregorio Marañón, aseguró ayer, a través de su secretaria, que no tenía inconveniente en hablar sobre el tema, pero aplazó la conversación al día de hoy. Tampoco fue posible comunicar con el director general de Salud.

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