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Tribuna:PRIVATIZACIÓN Y DÉFICIT PÚBLICO / 1
Tribuna
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Los factores de decisión

Uno de los argumentos que más se esgrimen en favor de la privatización es que la venta de empresas públicas reduce el déficit público en la cantidad recibida del sector privado como pago por dicha venta. Sin embargo, este argumento es sólo válido desde una visión estática de la privatización, ya que tan pronto como se introduce un análisis dinámico el resultado puede llegar a ser, en algunos casos, el contrario, es decir, un deterioro del déficit público a largo plazo.En efecto, el precio teórico que los compradores privados estén dispuestos a pagar por una empresa pública debe de ser igual al valor presente de los flujos descontados de los beneficios futuros, después de impuestos, de dicha empresa. Si dicho valor presente es positivo porque la empresa tiene beneficios, el déficit público del momento de la venta se reducirá en dicho valor, pero este menor déficit presente se verá compensado por mayores déficit o menores superávit en el futuro, equivalentes a un menor ingreso por la no obtención de beneficios de esa empresa pública ahora en manos privadas. Si el precio descontado calculado para la venta es correcto y es al que se realiza efectivamente la transacción, habrá solamente un intercambio en el tiempo de activos financieros entre el sector público y el sector privado, con un resultado neutral a largo plazo sobre las cuentas públicas, ya que lo único que se consigue es adelantar ingresos futuros. Si la empresa tiene pérdidas y prevé que va a seguir teniéndolas, el valor descontado de la misma será negativo y el precio de venta tendrá que ser también negativo, con lo que el comprador recibirá una subvención equivalente al flujo descontado de las pérdidas netas futuras. En este caso se produciría un mayor déficit público en el momento de la venta y menores déficit o mayores superávit en años futuros por menores gastos de asunción de pérdidas. Lo único que se consigue es adelantar pérdidas futuras.

El precio teórico

Como señala el Fondo Monetario Internacional en un reciente estudio sobre este tema (The budgetary impact of privatization, IMF WP 87/68), la venta de empresas públicas por el Estado es similar a la venta de bonos u obligaciones a largo plazo, con la que se aumentan los ingresos en el momento de la venta a cambio de futuros pagos por intereses y amortizaciones.

Ahora bien, el precio que normalmente está dispuesto a pagar el comprador privado debe de ser menor que el teórico calculado por el sector público, ya que el comprador privado tiene que tomar en consideración los riesgos derivados de posibles futuros cambios en la regulación de precios, de impuestos, del volumen de importaciones y exportaciones, de la normativa laboral e incluso, por qué no, de la eventualidad de una renacionalización. Estos riesgos no se toman en consideración a la hora de realizar el cálculo del precio teórico, puesto que esta estimación suele ser estática por naturaleza, considerando exclusivamente el statu quo legal del momento en que se realiza. Además, como el comprador privado suele tener un rating menor en el mercado que el del Estado, la tasa de descuento que utiliza para calcular el valor presente tendrá que ser mayor, y el precio teórico de compra que resulte será menor.

Por tanto, lo más probable es que el precio final de compra sea menor que el precio teórico, con lo que, en pura teoría, una privatización puede suponer una transferencia de riqueza del sector público al comprador privado equivalente a la diferencia entre los menores activos financieros presentes que recibe el sector público y los mayores activos financieros futuros que recibe el comprador privado. Esta transferencia de riqueza puede ser incluso mayor en los casos de reprivatización de empresas que en su día tuvo que nacionalizar el Estado porque estaban en quiebra o a punto de quebrar, ya que entonces pagó para quedarse con ellas un precio cero cuando su precio era, lógicamente, negativo, es decir, tenía que haber cobrado por quedárselas.

Algunas interferencias _

El lector se preguntará si, siendo así, vale la pena privatizar las empresas públicas y por qué son privatizadas por distintos Gobiernos. La contestación concreta depende de otros elementos que hay que tener en cuenta y que pueden compensar o cambiar de signo dicha transferencia neta de riqueza.

En unos casos, el comprador privado suele estar dispuesto a pagar un precio mayor que el teórico por una serie de razones: porque la compra de la empresa le permite adquirir una ventaja en el mercado de carácter oligopolista, o porque le procura el acceso a nuevos mercados, o una mayor captación de compras públicas, o un complemento de sus producciones o de sus redes de distribución. En otras ocasiones el comprador privado suele estar dispuesto a pagar más porque está convencido de que su gestión va a ser mucho más eficiente que la gestión pública, ya que no va a estar sujeta a interferencias o limitaciones políticas, financieras o laborales.

Por último, los Gobiernos suelen pensar también lo mismo, es decir, que por motivos estratégicos, tecnológicos, comerciales, o incluso políticos o sociales, la gestión de una determinada empresa va a ser mucho más eficiente en manos privaas o en manos de un determinado comprador privado, con lo que, aunque el precio de venta sea menor que el teórico, la economía en su conjunto se va a beneficiar de una empresa más eficiente y con mayor futuro, y el Estado también se va a beneficiar, dado que cuanto mayores sean los beneficios de dicha empresa más ingresos por impuestos de sociedades y por la venta de sus productos serán recaudados por el fisco.

Guillermo de la Dehesa es secretario de Estado de Economía.

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