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José María Cobo

Estudiantes en busca de la magia y riesgos del empresario

Rocío García

José María Cobo, de 23 años, exs presidente -desde su fundación, en diciembre de 1986- de la Confederación Española de Júnior-Empresa, una organización que pretende la formación práctica de los estudiantes mediante la realización de distintos trabajos de asesoramiento y mercadotecnia para las empresas. Estudiante de cuarto curso de Ciencias Empresariales, José María Cobo confiesa que se ha sentido atraído desde pequeño por "la magia, los riesgos y la imaginación" del empresario.

La idea de crear la Confederación Española de Júnior-Empresa surge a raíz de que José María Cobo y otros estudiantes se enteraran por la Prensa de la existencia en Francia, hace ya unos 20 años, de una organización dirigida a la formación práctica del universitario en su vertiente empresarial. Durante el período lectivo los estudiantes se organizan en grupos en las distintas facultades y escuelas y ofrecen a las empresas sus trabajos, que van desde estudios de asesoría hasta servicios de cálculo, tomas de datos... Estos grupos de júnior-empresas trabajan de manera totalmente independiente y, según José María Cobo, las dificultades del estudio a realizar se distribuyen dependiendo del curso y la especialización de los estudiantes. Sus principales destinatarios son las pequeñas y medianas empresas, ya que son las que carecen de gabinetes de estudio propios como es el caso de las multinacionales, además de que estos trabajos resultan más económicos que los encargados a cualquier firma ya instalada.El conocimiento de la gestión empresarial, aunque sea en miniatura, es una de las experiencias más notables de los estudiantes, en opinión de Cobo, que tienen que hacer balances con gastos, ingresos, aunque sin lo más sustancioso desde el punto de vista del empresario: los beneficios. El 80% del dinero obtenido por sus trabajos se destina a los gastos del estudio y el restante 20% para el mantenimiento de la confederación. José María Cobo se muestra orgulloso de los resultados obtenidos hasta ahora -sólo en 1987, su primer año de vida, la confederación consiguió una facturación superior a los 25 millones de pesetas, y participaron unos 1.500 estudiantes, con una media de 22 años y repartidos en una veintena de asociaciones-. Entre sus proyectos más próximos figura el intercambio de estudiantes entre nuestro país, Francia y Suiza para estudios a nivel comunitario.

Lleva el pelo engominado a lo Mario Conde y va pulcramente vestido. No se considera en absoluto un yuppie, término que califica de peyorativo, y recalca sin cesar que el empresario no tiene por qué ser aburrido. Tiene muy claro que dentro de unos años montará una empresa, aunque todavía no sabe de qué. "Dependerá de las necesidades sociales del momento", dice, convencido como está que una de las claves del éxito empresarial está en salir y vivir muy de cerca la realidad social, cultural y política del país. Sabe perfectamente que el mundo al que se enfrenta es duro y muy competitivo, pero también defiende, con una cierta dulzura juvenil, que "es todo lo agrio que quieras hacerlo", y ensalza, la labor social del empresario. "Yo creo que no se debe de buscar sólo el beneficio personal".

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