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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Suprema paradoja

LA PROFUNDA renovación del Consejo de Administración del Banco Español de Crédito (Banesto), tradicional reducto de la oligarquía española más reaccionaria, ha sido uno de los más sorprendentes efectos del fracasado intento del Banco de Bilbao de fusionar ambas entidades. La llegada de Mario Conde y Juan Abelló al banco fue bien recibida inicialmente por las familias del Banesto, que vieron en esta pareja un posible ariete a utilizar contra la figura de José María López de Letona, impuesto por el Banco de España para controlar un plan de saneamiento de la entidad. A algunos sectores de la derecha los dedos se le hicieron huéspedes ante la perspectiva de un líder aureolado de triunfador que los sacase de su postración. Habiendo derrotado al Gobierno, que reconoció ver con buenos ojos la operación del Bilbao, Conde se convirtió en un héroe para esos sectores.La oferta pública de adquisición de acciones (OPA) lanzada por el flanco de Bilbao llegó en momentos delicados para el Consejo de Administración del Banesto, cuando la presencia de Conde-Abelló aún no estaba digerida, pero sirvió para catalizar la política de alianzas frente al enemigo común. La salida de López de Letona, a quien se consideraba cómplice de la operación, dejó las puertas abiertas para que Conde accediera a la presidencia aglutinando a las familias contra la iniciativa de Sánchez Asiaín.

Pero el precio de la victoria ha sido muy alto para esas mismas familias, empezando por el harakiri de Pablo Garnica Mansi. Con el poder ejecutivo del Banesto en sus manos, Conde se ha decidido a renovar el consejo de administración del banco en profundidad. Renovación, primero, generacional, por más que los grandes apellidos -los Garnica, Argüelles o Figaredo- sigan presentes a través de sus retoños, o que continúen en el consejo los Gómez Acebo o los Herrera. Pero también política, al sustituir a figuras como el ex ministro franquista Federico Silva Muñoz o José María Saiz de Vicuña e incorporar a personas próximas al PSOE, como Juan Belloso, Antonio Torrero Mañas y Paulina Beato. Esta última, la segunda mujer -tras Marita Villalonga, en el Central- que accede al consejo de uno de los siete grandes.

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El perfil político del nuevo consejo, completado con hombres de confianza de Conde, no tiene mucho que ver con el anterior, y marca la posibilidad de que la segunda entidad financiera del país se adentre por unas vías impensables hace apenas unas semanas. Conde intenta probablemente un acercamiento al poder socialista que no dejará de serle útil en el futuro. En primer lugar, porque la política económica seguida por el PSOE no tiene por qué ser contradictoria con los planes y expectativas de un empresario con deseos de acreditar su imagen de hombre de negocios dinámico y de corte liberal. Pero sobre todo porque, pese al fracaso del ensayo del Bilbao, procesos de concentración bancaria van a seguir produciéndose, y seguramente con apoyos gubernamentales. Y la debilidad institucional del Banesto no desaparece por el simple hecho de que haya podido evitar la OPA.

La apertura del mercado financiero a las entidades comunitarias a partir de 1992 es un reto que los grandes bancos españoles deben asumir en busca de una dimensión que les permita hacer frente a la competencia exterior. Algunas de las grandes familias bancarias no ven con buenos ojos este proceso, que sólo puede desembocar en un debilitamiento de sus privilegiadas posiciones. Pero la lógica de la situación empuja en esa dirección.

Conde se enfrenta ahora a la necesidad de acabar con la visión estrechamente familiar respecto a ese proceso de concentración. Los presidentes de los otros grandes bancos parecen inmersos también en una dinámica de este tipo, y todos los expertos coinciden en predecir nuevos movimientos en la misma dirección. Pero en toda esta historia, además de una paradoja, hay un interrogante: ¿la inclusión de los socialistas en el consejo del Banesto se debe a un pacto o a un gesto de buena voluntad del banco? Resulta que el Banesto, que acusaba al Bilbao de estar inmerso en una operación política dirigida por el Gobierno, sale de la crisis en medio de una alianza con personas relevantes del partido del Gobierno y con un consejo sumamente politizado ante la opinión. Ésta tiene derecho a saber las representaciones concretas que los nuevos consejeros poseen. Porque si las batallas bancarias han de seguir conviene conocer cuáles son de veras los auténticos contendientes.

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