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Alfonso Guerra decidió suspender la visita a España del ministro israelí Ariel Sharon

La suspensión de la visita que el ministro de Industria y Comercio de Israel, Ariel Sharon, tenía previsto realizar a España el pasado domingo, invitado por el titular español de Industria, Luis Carlos Croissier, la decidió personalmente el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, que, por ausencia de Felipe González, ejercía como presidente en funciones. La suspensión coincide con la inminente decisión española sobre qué empresa extranjera -una israelí o una francesa- participará en la modernización de los Mirage 3.

También el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, se encontraba acompañando a González en Latinoamérica cuando se comunicó a las autoridades israelíes la suspensión de la visita de Sharon. Sin embargo, fuentes gubernamentales resaltaron ayer que el hecho de que fuese Guerra quien, "para no dar una patada innecesaria a los árabes" decretase la suspensión del viaje de Sharon, "no significa que se haya puenteado a las autoridades diplomáticas"; de hecho, dijeron, ésta era la tercera vez que, desde junio, se había pedido el aplazamiento de la visita de Sharon, ex ministro de Defensa israelí que fue acusado en ciertos medios de responsabilidades en la matanza indiscriminada de palestinos en los campamentos de Sabra y Chatila."El vicepresidente no actuó unilateralmente; de hecho, en otras dos ocasiones anteriores se había pedido ya el aplazamiento de la visita por parte de Asuntos Exteriores", dijeron fuentes diplomáticas, que reconocieron, "haber oído el rumor" de que Guerra había actuado "en paralelo" a los responsables diplomáticos impulsado por su reconocida simpatía hacia determinados países árabes.

Pero los mismos medios gubernamentales reconocieron que esta tercera suspensión ha provocado cierto malestar en el sector económico del Gobierno, y especialmente en el Ministerio de Industria, desde donde se había cursado la invitación a Sharon. El ministro israelí debía llegar acompañado por 35 empresarios.

La visita no ha sido oficialmente cancelada y fue aplazada hasta "una fecha a convenir" en 1988. Parece improbable, admiten medios gubernamentales, que llegue a concretarse.

Responsables del palacio de Santa Cruz guardan un hermético silencio sobre la suspendida visita y niegan que la decisión responda a presiones de los países árabes, pero admiten que la presencia de Sharon en Madrid "podría haber creado problemas con algunos países amigos". Al mismo tiempo, las fuentes consultadas no confirmaron ni desmintieron que el embajador español en Israel, Pedro López Aguirrebengoa, haya sido llamado ya por el Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén para expresarle el malestar del Gobierno israelí.

Sin explicación oficial

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Aunque no haya existido una protesta formal, la intención israelí, oficialmente expresada, es convocar al embajador "cuanto antes". En la embajada de Israel en Madrid admitieron que "nos ha tomado cierto tiempo digerir que la visita no sería deseable ahora". Estas fuentes resaltaron que el Gobierno español no ha dado explicaciones sobre su actitud.La suspensión de la visita de Sharon aumenta el interés por el viaje, calificado como "semiprivado", que realizará a Madrid el ex ministro de Asuntos Exteriores israelí, el laborista Abba Eban, quien llegará a nuestro país el próximo día 23. Eban, considerado por sus características pacifistas como "el lado opuesto de Sharon", será, pese a venir a nuestro país en viaje privado, recibido por Fernández Ordóñez y, quizás, como desea la diplomacia israelí, por Felipe González.

El anuncio y suspensión de la visita de Sharon ha coincidido con un roceso que se está produciendo en España y cuya resolución se prevé para un pronto plazo. Se trata de la concesión de un contrato, por valor de unos 25.000 millones de pesetas, para modernizar los 24 aviones Mirage 3 que tiene el Ejército del Aire.

Para conseguir este programa, pugnan desde hace meses las empresas Israel Aircraft Industries -cuyo principal socio español en el proyecto es la firma Ceselsa- y la francesa Dassault, cuyo socio español en este terreno es Construcciones Aeronáuticas, S A (CASA). CASA está integrada en el Instituto Nacional de Industria (INI), dependiente del Ministerio de Industria, extremo que Ceselsa, empresa privada, considera que le confiere una clara desventaja.

En la prevista estancia de Sharon en Madrid, y concretamente en la entrevista con Croissier, muy posiblemente se hubiera planteado el caso de la modernización de los Mirage 3.

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