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Michael Pearson

Biólogo y marino, es 'guarda jurado' del coral en el índico

Para la gente corriente, el coral sólo es una bonita piedra para lucir en las gargantas de las damas. Generalmente nadie piensa en el papel clave que los arrecifes cumplen para el ecosistema marino y el bienestar de poblaciones costeras, a las que defienden de los tiburones. Pero la destrucción de los corales del Indico ha creado un serio peligro para el futuro de los bancos pesqueros de estas costas. El Gobierno tanzano ha tomado cartas en el asunto y ha encomendado a Michael Pearson, de 34 años, biólogo marino y capitán del Infinito Errante, la vigilancia y estudio de los arrecifes a lo largo de sus costas.

Hace 14 años que Michael, Pearson, con doble nacionalidad francesa y canadiense, sucumbió como científico a la fascinación de los corales. La coronación de sus sueños llegó cuando, a bordo del Infinito Errante, un pequeño pero majestuoso velero, pudo lanzarse a la exploración de los mares tropicales donde crecen, dos centímetros por año, los arrecifes. Una computadora sumergible, que construyó con la ayuda de un amigo, le permite estudiar, sin arrancar muestras, este misterioso ser mitad planta y mitad animal.Desde este verano, Michael tiene su base de operaciones en Zanzíbar, la isla del Indico situada frente a la costa de la antigua Tanganica. Su campo de acción comprende unos 2.000 kilómetros de costas, desde Kenia hasta el norte de Mozambique. Su mujer, Cornelia, alemana de 24 años, le acompaña en sus expediciones.

"Con un mar tan azul es fácil olvidar que también los paraísos son vulnerables", afirma Michael, mientras el Infinito Errante se desliza silenciosamente por la bahía de Dar es Salam, la capital tanzana. Pero, aunque tarde, los desechos y los desagües vertidos al mar han comenzado a tener efectos desastrosos para el ecosistema de la zona.

El Infinito Errante tiene la proa puesta hacia la mar abierta. A unos 12 kilómetros del puerto, el Indico deja de ser una balsa inexpresiva. Un fragor llega procedente de una línea en la que el agua se ondula y se rompe en espuma blanca. "Es el choque del océano contra los arrecifes que se interponen a la fuerza del Indico", explica Michael. "Con ello impiden la erosión de las costas y el acceso de los tiburones".

El gran enemigo de los corales, sin embargo, son los pescadores, que en esta zona prefieren la dinamita al uso de las redes. Una de las tareas de Michael es la de explicar a los pescadores los peligros de esta técnica que, junto a los peces, mata a los corales. "Los arrecifes funcionan como un gran laboratorio químico que produce las sustancias con las que se alimentan las larvas de muchos peces valiosos, como el atún". A Michael no le gusta definir su misión como ecologista. Su objetivo es ayudar a los tanzanos a hallar "el justo equilibrio entre conservación y aprovechamiento".

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