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Diferencias sobre la deuda de Agromán frustran su venta al grupo Bouygues

Las diferencias surgidas en torno a la deuda que Agromán mantiene con el Banco Español de Crédito (Banesto), primer accionista de la constructora, cifrada en 21.000 millones de pesetas, han hecho fracasar definitivamente las conversaciones que Banesto y el grupo francés Bouygues mantenían para la toma de una participación de control en Agromán por parte del grupo francés.

Los contactos, iniciados con fuerza a primeros de año, entraron en punto muerto a finales de junio, al chocar con dos escollos de primera magnitud que, de acuerdo con las fuentes consultadas, son los dos grandes problemas de Agromán: la llamada cuenta de clientes, por un lado, y la deuda que la constructora mantiene con su primer accionista (el 71%) y buque nodriza, el Banco Español de Crédito, por otro.Una reunión mantenida a finales de agosto entre un representante de Bouygues y otro de Agromán, sin José María López de Letona ya por medio, supuso el fin de las negociaciones. La deuda que Agromán con Banesto se elevaba a primeros de año a unos 2 1.000 millones de pesetas en números redondos, y en este punto el grupo francés no ha querido sindicar parte de ese crédito y amortizar una parte significativa del mismo, como eran los deseos de Letona, más preocupado "en sanear Banesto que en vender Agromán".

Intercambios inmobiliarios

Las fuentes informantes señalan, no obstante, que la posición de Agromán ha mejorado sígnificativamente tras la operación de julio del año pasado por la que Agromán y Banesto intercambiaron activos inmobiliarios de la constructora por créditos por importe de 9.000 millones de pesetas. Como parte de la operación, Banesto tomó 4.000 millones de la ampliación de capital entonces efectuada, por importe de 4.614 millones.El otro tema de disidencia entre Bouygues y Agromán ha estado centrado en la llamada cuenta de clientes, verdadero meollo financiero de toda empresa constructora. La cuenta de clientes se refiere a la obra ya realizada o en vías de realización y que está pendiente de facturar. La salud financiera de una constructora depende, en suma, del porcentaje de esa cuenta que efectivamente se cobre. El grupo francés reclamaba garantías que el banco no estaba dispuesto a asumir.

Por el contrario, nunca hubo mayores problemas en torno al precio a pagar por las acciones, sobre el que existía base de acuerdo en torno al 150%, de forma que por el 100% del capital de Agromán (de 5.617 millones) se pagarían en torno a los 8.500 millones de pesetas. Nunca estuvo claro, sin embargo, el porcentaje de Agromán a tomar por Bouygues, si el paquete entero de Banesto o también el de los minoritarios (6% del Guipuzcoano y 23% de otros, entre ellos la familia Aguirre Gonzalo).

En este contexto de progresivo distanciamiento, la propia constructora española decidió el miércoles pasado poner públicamente punto final, aunque de forma indirecta, a las conversaciones con Bouygues, afirmando en una nota la existencia pasada de "intercambios de información con tres o cuatro de las mayores firmas europeas". El comunicado de Agromán ha causado cierto malestar en la firma francesa, "porque han estado utilizado la imagen de Bouygues sin fundamento sin fundamento", según aseguró una fuente de la firma francesa.

De acuerdo con la nota citada, López de Letona, que tiene en Agromán la penúltima desinversión pendiente, ha decidido jugar con la constructora la carta de la salida a bolsa y aprovechar los vientos favorables que corren a nivel bursátil. Agromán facturó 71.814 millones de pesetas en 1986, frente a los 59.204 de 1985. Los beneficios de explotación del primer semestre del año han sido de 419 millones, para una facturación de 38.644 millones, mientras la cartera de pedidos evidencia un relanzamiento.

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