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Italia sub 21 impuso su mejor técnica

Luis Gómez

ENVIADO ESPECIALItalia terminó por imponerse a España gracias a la mejor calidad técnica individual de sus jugadores, porque en la primera parte se complicó el partido con un farragoso sistema de juego excesivamente funcional. El resultado no es malo para

España, dado que el gol en campo contrario tiene valor preferente en caso de empate tras el segundo partido.

Los españoles, los últimos elementos de una buena cosecha, según el seleccionador Luis Suárez, se sirvieron de un esquema sencillo para adelantarse en el marcador, pero terminaron amparados por la brillantez del guardameta Ablanedo, que evitó una derrota más holgada.

Calderé puso en entredicho de una forma bien simple, con una jugada triangular de las que se hacen como roscas en los entrenamientos, el sistema barroco empleado por Vicini, un técnico que nunca ha trabajado en un club. Su idea premeditada era que Italia iba a ser superior a España por calidad de jugadores y por mejor estrategia, pero sólo fue cierto lo primero. Un complicado sistema que sólo dejaba en posición fija a tres defensores se fundamentaba en el empleo sistemático de los otros siete jugadores para diversas funciones: no había un delantero claro ni un centrocampista limitado a esa función. Enfrente, España se limitaba a un clásico 4-4-2, que se revelaba más razonable: al menos los españoles empezaron sabiendo cómo jugaban y a qué jugaban.

Las primeras jugadas tuvieron por protagonista a Llorente, que pudo disfrutar de algunos pases largos para que se probara con unas cuantas carreras. Como quiera que los cuatro defensas españoles no eran presionados en la posesión de la pelota, el joven jugador se limitó razonablemente a no perder la cara en el centro del campo.

La pelota estuvo más tiempo en poder de los jugadores italianos, pero sin plantear grandes problemas a los españoles porque dejaban a los rivales navegar en continuas imprecisiones. Donadoni, Vialli o Matteoli encontraban siempre un compañero delante y detrás; el de adelante estorbaba su penetración y el de atrás terminaba en convertirse en receptor final del pase. Cuando llegaban al área española, su superioridad desaparecía porque el contrario era más rápido y contundente.

Entre tanta zona y tanto acoplamiento, los desajustes se sucedieron y terminaron por beneficiar casualmente a Calderé quien, antes de conseguir el gol, había disfrutado ya de dos buenas posiciones de disparo. Y así Calderé pudo marcar un gol mientras sus rivales se preguntaban quién era el encargado de sujetarlo.

Pero este gol, que permitió llegar al descanso con ventaja fue, hasta cierto punto, contraproducente. Vicini, obligado por la derrota, clareó la posición de sus hombres al colocar tres puntas y desahogar su centro del campo. Entonces, Italia pudo usar de su individualidad y de la mejor técnica de sus hombres para crear verdadero peligro. El empate llegó pronto y Ablanedo se encontró con mucho trabajo. Paró tres disparos en la primera parte y ocho en la segunda, algunos de ellos muy peligrosos, pero no pudo evitar un segundo tanto.

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