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EL CINE EN LA PEQUEÑA PANTALLA

Los cuervos y el águila

Cuando Luchino Visconti rodó Confidencias, que esta noche proyecta TVE-1, estábamos lejos de creer que el paréntesis de mal gusto abierto por la burguesía no sólo no iba a cerrarse, sino que iba a transformarse en eso que se ha dado en llamar posvanguardismo, posmodernismo o pos lo que se quiera; en definitiva, lo que viene después de algo que sirve como punto de referencia porque la propia época ha perdido su centro de gravedad. Así, Visconti aún podía creer o fingir que creía que el paréntesis podría cerrarse algún día y que el agente que clausuraría esa época era una nueva clase social, llamémosle proletariado.Hay una escena en el filme que resulta toda una síntesis de esas creencias que vinculan la estética a la historia, explicada ésta en términos de clases sociales: Helmut Berger, el gigoló de baja estracción social, es el único capaz de apreciar que un cuadro está torcido. Confidencias es la historia de esa capacidad de observación manifestada por el muchacho y de la imposibilidad de percepción para la belleza de una clase social entera.

No es casual que el director, Luchino Visconili, hubiera recurrido a Thomas Mann para uno de sus mejores filmes, Muerte en Venecia. En ambos autores -de cine uno, de literatura otro-, el tema es similar: la época burguesa es un paréntesis, una pesadilla que ha engendrado un sinfin de monstruos históricos y estéticos. Indisociablemente unidos, por otra parte. Para quien haya leído las páginas de la obra de Mann La montaña mágica, la lección ya era sabida: una de las polémicas más vibrantes de la historia de la literatura es la que mantienen Setembrini, el italiano representante del liberalísmo progresista burgués, y Nafta, un jesuita, teóricamente defensor del viejo orden prerrevolucionario pero, en realidad, un trasunto del húngaro Georg Lukacs.

El enfrentamiento es en realidad entre dos concepciones del mundo. La una, la del liberal, aparentemente dinámica -el espectador podrá ver esta noche en televisión el- frenesí de que está aquejada la familia burguesa de Confidencias- y con proyección de futuro; la otra, la del jesuita -a quien no dejará de recordar esta noche la figura del viejo profesor que interpreta excelentemente Burt Lancaster-, estática y reaccionaria, también en apariencia. Sí Mann los contrasta en la historia, Visconti lo hace en el arte. Pero no hay que caer en el error al que induce el pensamiento burgués: arte, historia, vida, no son compartimentos estancos, asignaturas pendientes e independientes, sino que son todo uno y lo mismo.

Y no deja de ser también explícito, para entender todo el discurso de Visconti, que el lema del viejo profesor sea, una vez más en apariencia, el del individualismo decimonónico: "Los cuervos vuelan en bandada, el águila siempre sola". Como hoy es ya totalmente evidente, la sociedad en la que vivimos, la de dentro del paréntesis que quizá nunca se cierre, no es una agrupación de águilas solitarias sino de masivos y masificados cuervos.

Confidencias se emite hoy, a las 23 h., por TVE1.

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