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VERANO 86

Valencia, 'el semáforo de Europa'

, El paso por Valencia es, sin duda, uno de los puntos más negros para los cientos de miles de turistas que utilizan la red de autopistas en sus viajes de vacaciones hacia el sureste español. Procedentes de los sitios más dispares, recorren largas distancias en sus automóviles para poder disfrutar cuanto antes del descanso estival. Las autopistas les permiten mantener medias horarias muy buenas y calcular con bastante exactitud el tiempo que van a emplear en el viaje. Sin embargo, todos estos cálculos se vienen abajo cuando llegan a Valencia y se encuentran con el popularmente conocido como semáforo de Europa, que señala el inicio del calvario que supone atravesar la ciudad de Valencia. Las colas y los embotellamientos están a la orden del día, y los automovilistas no comprenden que en el año 1986 la tercera ciudad de España les reciba de tal guisa. Vienen desde Hamburgo o Berlín, París o Roma y no tienen necesidad de abandonar la cómoda autopista hasta su llegada a Valencia, que no cuenta todavía con una autovía de circunvalación..

Igualmente, atravesar Valencia para regresar a sus puntos de origen por la autopista es para estos turistas un verdadero suplicio, agravado por el calor de los días de verano. Son apenas cinco kilómetros que, si las cosas van bien, se pasan en 10 minutos, pero que resultan interminables cuando el tráfico es intenso. Los que más sufren esta situación son los valencianos que viven en esas zonas de paso, por las que discurre la totalidad del tráfico rodado, incluido el transporte de mercancías peligrosas, que se dirige por la costa en dirección Norte-Sur y viceversa. Los vecinos de estas calles y avenidas -que han bautizado ese tortuoso recorrido, lleno de curvas peligrosas y giros de 90 grados, como la senda de los elefantes- han realizado en los últimos tiempos diversas movilizaciones para pedir la construcción de un cinturón de circunvalación.

La circulación media diaria de vehículos en el acceso norte de Valencia, tanto de entrada como de salida, fue de 42.758 vehículos en el año 1985. Estas cifras se ven incrementadas en los días punta del verano, hasta superar los 60.000 vehículos diarios, la mayoría de los cuales atraviesa la ciudad -a través de la senda de los elefantes- para buscar la salida en dirección a Alicante, que registró una circulación media algo superior a la del acceso norte. En los meses de menor tráfico las cifras bajan hasta los 32.000 o 35.000 vehículos al día.

Los vecinos de la senda de los elefantes sufren los efectos de esa enorme intensidad de tráfico, traducida en accidentes, ruidos, contaminación y, en definitiva, en graves molestias y pérdida de la calidad de vida. Por eso durante los últimos años han presionado de forma insistente tanto al Ayuntamiento de Valencia como a la Generalitat valenciana y al Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU).

Por fin, después de una larga lucha y numerosas polémicas, las diferentes Administraciones se pusieron de acuerdo para aprobar la construcción de una autovía de circunvalación de Valencia. El proyecto fue muy protestado por los agricultores afectados por el trazado, que atraviesa zonas de rica huerta. La futura autovía de circunvalación partirá desde el final de la autopista de peaje A-7, en Puzol, para bordear la ciudad de Valencia por el oeste y llegar hasta el término municipal de Silla, donde se reanuda el trazado de la autopista de peaje.

El proyecto consta de dos fases. La primera está previsto que quede terminada en 1987, y la segunda debería estarlo en 1991.

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