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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Moscú mira a Oriente

EL ANUNCIO del líder soviético, Mijail Gorbachov, sobre la próxima retirada de un pequeño contingente de tropas de Afganistán y la eventualidad de proceder a un repliegue similar en Mongolia tiene escaso significado militar, pero, en cambio, puede ser algo más que una simple señal en el aspecto político.La decisión de retirar unos 7.000 hombres de la fuerza de más de 100.000 soldados soviéticos que invadieron Afiganistán y combaten a la guerrilla islámica se produce en un momento en que dichas tropas y las afgarias del nuevo líder de Kabul, Najibullah, han recuperado la iniciativa en la zona fronteriza con Pakistán. El régimen de Islamabad, acosado por la agitación de los partidarios de Benazir Bhutto, trata de mejorar sus relaciones con Moscú, y una nueva ronda de conversaciones indirectas entre Islamabad y Kabul se reanudan mañana en Ginebra. Por ello, puede creerse que el anuncio soviético, aunque lateralmente dirigido al consumo occidental, tiene a Pakistán, el mundo árabe y Asia por principales destinatarios. Gorbachov y el presidente paquistaní, Zia Ul Haq, son los más interesados en encontrar una fórmula de neutralización para el país afgano que, de un lado., saque a la URS S de su costosa aventura exterior, y, de otro, alivie los temores paquistaníes de desestabilización.

Tan importante o más que el anuncio sobre la retirada afgana es el complemento de propuestas formulado por Gorbachov. Como en una almoneda, en la alocución de Vladivostok ha habido una ganga para cada consumidor. El líder soviético se mostró partidario de la creación de una zona desnuclearizada en el Pacífico, con lo que se dirigía no sólo a Japón sino a la opinión pública de tan firmes aliados occidentales como Australia y Nueva Zelanda; esbozó la posibilidad de una retirada de Mongolia, en lo que constituye el señuelo más claro hasta la fecha ofrecido a China para reconsiderar la relación entre los dos colosos comunistas, y, por añadidura reclamaba el interés de Pekín para convertir la frontera común en "una línea de paz y de amistad".

La, política oriental del Kremlin había sido durante los últimos años una prioridad menor en relación a los problemas Este-Oeste. El contencioso con Japón por cuatro islotes de las Kuriles, el cisma de Pekín, la guerra en Afganistán- y la costosa ayuda a Vietnam han reportado demasiados problemas a Moscú. Desde los años sesenta la URS S ha sufrido un bloqueo en sus relaciones con los países asiáticos. Gorbachov parece querer dar un giro sustancial a la situación. En definitiva, a lo que aspira es a una globalización mayor -el linkage, como lo llamó Kissinger- de sus relaciones de gran potencia. Sin duda piensa que al mismo paso que mejoren sus relaciones con China puede obtener ventajas en el diálogo con Estados Unidos, y un eventual estrechamiento de relaciones económicas con Japón facilitaría el acercamiento a Pekín, hasta ahora asociado privilegiado de Tokio en la zona; la idea de una desnuclearización del Pacífico, finalmente, obligaría, cuando menos, a Washington a reconocer un papel soviético en las zonas más occidentales de ese mar. Asia se perfila, así, como el futuro gran interés de la política exterior soviética.

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