A todo tren
En el Expreso de Shangai, un tren (el expreso de Shangai, claro, y no otro) recorre China entre los efluvios de la pólvora de tina guerra civil. Aislados del mundo pero pendientes de él y a él condicionados, sus pasajeros forman tina fauna humana digna de ser analizada por los mejores psicólogos: gente de mal vivir y gente de vivir bien, aventureros sin escrúpulos y nobles personajillos sin su lugar bajo el sol... El tren, con el cine el mejor artilugio mecánico inventado por el hombre, da siempre con aquel una simbiosis fascinante (véase este Tren del infierno de Konchalovski que ahora recorre veloz nuestras pantallas) aunque su itinerario sea nulo sólo las transparencias marquen kilómetros. El expreso de Shangui es, gracias al tren, a la Dietrich y a Sternberg, un efecto ilusionista que, como en el mejor cine, hace nacer la verdad del decorado y la falsedad.Con esta película, el hechizo Sternberg llega a su cúspide -que ya sólo Capricho imperial y El diablo es mujer igualarán- Todo un mundo irreal y caprichoso, voluntariamente situado en algún lugar brumoso, se pinta con acierto estilizando cuanto la cámara recoge. Sin querer hacer cine experimental, Sternberg experimentó la luz y a través de ella situó el potencial dramático, romántico, de su historias en general y de sus personajes en particular, siempre delatados en su fotogenia, en sus cualidades lumínicas; Lee Garmes, que había debutado con Sternberg en Fatalidad (el título que, lamentablemente, ha desaparecido del ciclo Marlene, o no ha aparecido), conjugó perfectamente con su cámara los postulados sensuales, morales, que el realizador elevó en su obra a discurso perpetuo, y así lo demuestra Anathan, esa última y admirable obra suya, tan japonesa, realizada, escrita, narrada y fotografiada por su talento).
El encanto natural de El expreso de Shangai indiscutiblemente se revaloriza hoy, cuando ya el cine poca atención presta al blanco y negro -con cuyas mezclas sabias se hace el mejor cine- y a los significados nada primarios que un haz de luces y un montón de sombras imprimen a las imágenes. Un filme, en fin, con carácter, irresistible y, en su argumento novelesco y exaltado, hasta perverso.
El expreso de Shangai se emite hoy alas 22.10 por TVE2.
