México vive la dura 'resaca' del terremoto
Cinco millones de habitantes siguen con el agua cortada en la capital de México y 300.000 niños se han quedado sin escuela como consecuencia del terremoto del pasado 19 de septiembre. Al mismo tiempo salen a la luz lacras sociales y la existencia de prisiones clandestinas de la policía en las que se torturaba a los detenidos.
El suministro de agua, que debería haber quedado resuelto el pasado lunes, no se normalizará hasta finales de este mes. Cinco millones de personas están sin agua. El intento de reanudar el servicio provocó un reventón de las cañerías que, unido a las numerosas fugas, ha dejado sin suministro, parcial o totalmente, a 11 delegaciones (equivalentes a tenencias de alcaldía) de la capital mexicana.La llamada resaca del terremoto afecta también a 300.000 niños, que siguen sin poder ir a clase porque sus escuelas se vinieron abajo o amenazan ruina. Para paliar esta situación, la televisión ha iniciado una especie de retransmisión de clases desde las escuelas. En la pantalla aparecen textos, para que lean los niños. Se escucha el coro infantil que, con tono monocorde, se esfuerzan en leer: 'El-le-ón y el ca-za-dor...". A veces, la cámara muestra una panorámica de una clase o a los niños que leen.
Las autoridades escolares dan instrucciones a los padres para que adviertan a sus hijos de que el cuarto con el televisor deberá convertirse en aula y tendrán que seguir las indicaciones televisadas delos maestros y hacer los deberes. Además, se ofrecen dos números de teléfono, para consultar las dudas y recibir orientación pedagógica. La pregunta que surge es: ¿qué ocurre con las familias que no tienen ni televisor ni teléfono.
Además de estas repercusiones de la "resaca", el terremoto también ha provocado lo que la revista Proceso resume con esta frase: "En medio del desastre, la ignominia".
Proceso, uno de los escasos órganos informativos independientes y críticos que hay en México, denuncia que, con el seísmo, han aparecido auténticas checas policiales en las dependencias de la procuraduría (fiscalía) del distrito federal, que se vino abajo con el terremoto, y en hoteles cercanos al lugar. Según la revista, en el gimnasio del edificio público estaba instalada una cárcel clandestina donde aparecieron muertos, tras el terremoto, "detenidos recluidos en una especie de cárcel sin rejas, pero atados y esposados".
Añade Proceso que "todos los cuerpos de ahí rescatados presentaban huellas de torturas y heridas en las muñecas, provocadas por las esposas". Se cita la declaración de unos policías judiciales, que no dan su nombre. Declaran que "los bailes" eran "fuertes" ahí y pocas personas conocían su existencia, y que "los bailes de rutina, de los que ni se enteraban los jefes, se realizaban fuera, en los cuartos de hoteles aledaños".
Después del terremoto aparecieron muertos varios colombianos detenidos por delitos comunes y, según versiones que circulan desde los primeros días, en México, sus cuerpos presentaban huellas de tortura. La procuradora de justicia (fiscal general) del distrito federal, Victoria Adato, negó que los colombianos encontrados muertos bajo los escombros de la Procuradoría hubiesen sido torturados. Argumentó que las autopsias habían probado que no presentaban huellas de malos tratos.
Penalista desaparecido
Otro de los encontrados tras el terremoto fue el penalista Saúl Ocampo, que había desaparecido el 14 de septiembre. Apareció muerto, amordazado y estrangulado, en el maletero de un automóvil.La procuradora Adato manifestó que el abogado tenía un contencioso con otra persona por motivo de una herencia, y añadió que el vehículo donde apareció el cadáver había sido visto por los vecinos de la zona cinco días antes del terremoto. El subprocurador René Paz Horta negó que el automóvil hubiese aparecido en la procuraduría, y dijo que se encontró en la colonia Roma, una de las zonas más devastadas por el terremoto.
La resaca del terremoto afecta a miles de mujeres que trabajaban como costureras en las zonas del centro de la ciudad. En los talleres se trabaja en condiciones que evocan el capitalismo manchesteriano del siglo XIX, sin seguros sociales, con salarios de hambre, jornadas laborales de 12 horas y despidos por la más leve infracción.
La Prensa denunció días atrás que en esa zona de los talleres textiles (maquiladoras) las labores de rescate se concentraron en la maquinaria y dejaron enterrados bajo escombros a los cadáveres. Las modistillas apenas estan organizadas síndicalmente y son una. presa fácil para los patronos sin escrúpulos. El periódico Unomasuno publicó el martes un reportaje sobre la situación anímica de estas mujeres. Muchas han perdido completamente su trabajo y no tienen ningún seguro de paro. Otras han sido obligadas a reanudar el trabajo al lado de edificios donde se encuentran compañeras muertas. Tienen que soportar el olor de los, cadáveres putrefactos y el temor de trabajar en edificios que amenazan ruina.
El periódico dice que "a causa de que hubo varios desmayos y de que las planchadoras del quinto piso lloraban de miedo, el patrón, que se identificó como seilor Meta, dijo que trasladaría a sus obreras a otro edificio".
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