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Los mundiales de lucha sambo se disputaron en un solo día

Los campeonatos mundiales de lucha sambo, prohibidos por el gobernador civil de Guipúzcoa, al aplicar el real decreto de 9 de julio de 1982 (véase EL PAIS de ayer), por el que no se autorizan competiciones oficiales si la representación española no se establece con categoría de selección nacional, terminaron en San Sebastíán, cerca de la media noche de anteayer. Horas antes, la autoridad gubernativa, a la vista de que las competiciones continuaban, había advertido a la organización de sus intenciones de impedir la celebración de la jornada de ayer.

Tras la prohibición, el presidente de la Federación Internacional de Lucha Sambo, Fernando Compte, y su vicepresidente, el ex director de deporte del Gobierno vasco, Alfredo Etxabe, reunieron a todos los delegados de los países participantes y les convencieron de que la única forma de concluir los campeonatos era la de continuar indefinidamente los combates hasta la proclamación de todos los campeones. El calendario inicial preveía jornadas de mañana y tarde para jueves y viernes y en caso de no haber concluido, habilitar el sábado por la mañana como jornada de competición.

En el aspecto deportivo, lo más notable fue el triunfo aplastante de la Unión Soviética, que dentro de la categoría masculina, se impuso en ocho de los diez títulos puestos en juego. Los otros dos fueron para Mongolia. Euskadi no alcanzó el nivel de otros campeonatos similares anteriores. Su resultado fueron dos medallas de bronce para Jon Idarreta y Fernando Blas; cuatro cuartos puestos, un quinto y un sexto.

La única medalla de oro para la representación vasca fue la de la fémina guipúzcoana Teresa Ortega en los 44 kilos. Y obtuvo cuatro de plata en los restantes pesos. Francia se adjudicó tres medallas de oro. Los títulos en la categoría femenina no están reconocidos, dada su pequeña participación.

En ningún momento de las competiciones se superaron los 300 espectadores. Los campeonatos, pese a su presupuesto de unos 12 millones, habrían pasado casi inadvertidos, a no ser por la polémica desatada.

Compte insistió en que los campeonatos no necesitaban la homologación de la Federación Española de Lucha, "como tampoco de la de baloncesto o la de petanca".

Etxabe habló de "una sola lectura del estatuto de autonomía, sin loapas, ni interpretaciones jurídicas intencionadas. Yo he votado un estatuto que señala que el deporte es competencia exclusiva de la nación vasca. Pero de éste y de otros muchos aspectos del estatuto, comienzo a sentirme escamado".

El alcalde de San Sebastián, Ramón Labayen, en la inauguración, se mostró más cauto, al décir que "hay cosas de las que es mejor no hablar; aunque parece que a algunos les molesta que Euskadi organice actos de solidaridad con otros pueblos, como éste".

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