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La política económica del segundo Gobierno socialista

Más intervencionista, más colegiado, menos problemas

Carlos Solchaga se presentó, en su primera conferencia de prensa, más intervencionista y más colegiado que su predecesor, Miguel Boyer. Solchaga se mostró rotundo en la necesidad de que el Gobierno intervenga para conseguir el nuevo nivel de inflación previsto para final de año, el 7,9%. Aunque advirtió que no era partidario de intervenciones directas en los precios, advirtió que sí se utilizarían los instrumentos precisos de política comercial y monetaria -aranceles, contingentes, coeficiente de caja, etcétera- Este intervencionismo referente a la prioridad principal de la política económica no se corresponde con el liberalismo de otras medidas que intentará tomar el segundo Gabinete socialista, referentes a flexibilización del mercado de trabajo, creación de nuevas empresas y entrada de inversiones extranjeras.La segunda característica de la comparecencia pública de Solchaga fue el abandono de la primera persona del singular como sujeto activo de las medidas. Solchaga explicaba cualquier decisión y acompañaba irremediablemente la explicación, del latiguillo "si el Gobierno y su presidente al frente opinan lo mismo". Por ejemplo, afirmó: "El Ministerio de Economía espera poder preparar unos Presupuestos con un déficit financiero que descienda y un déficit global que también descienda, si así lo acuerda el Gobierno".

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La conferencia de prensa fue multitudinaria, hasta el punto de que se formaron colas a la puerta del caserón de la madrileña calle de Alcalá, sede de Hacienda, para pedir la acreditación. Fueron invitados los jefes de prensa de muchos organismos, tales como Banco de España, Bolsa, Asociación Española de Banca Privada, Círculo de Empresarios, etcétera. También estaba presente alguna persona que trabaja en el gabinete de la Presidencia del Gobierno.

Pese a los problemas abordados por Carlos Solchaga -inflación, déficit, paro, etcétera- la conferencia tuvo un ambiente mucho más optimista que la primera que mantuvo Miguel Boyer el 3 de diciembre de 1982. Boyer convocó sorpresivamente a la prensa a primera hora de la tarde de un sábado para anunciar la devaluación de la peseta un 8% respecto al dólar y el incremento del coeficiente de caja en un punto (la sombra de una nueva subida del coeficiente circuló también- ayer por el salón Carlos III del ministerio).

Boyer negó entonces que fuera a haber medidas estabilizadoras complementarias a las anunciadas. "Nuestro propósito", dijo, no es reducir el crecimiento, sino expandirlo. Pasar de un 1,3%. de crecimiento del PIB en el año en curso a un crecimiento, deseable pero difícil, del 2,5%. Tampoco vamos a reducir el poder adquisitivo de los salarios, sino mantenerlo".

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