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El juez procesa a siete acusados por la evasión de capitales

El juez de delitos monetarios, Luis Lerga, acordó ayer los procesamientos de siete personas (dos de las cuales le encuentran en paradero desconocido) implicadas en la evasión de capitales a Suiza descubierta el pasado mes de febrero, y que afectó a varios miembros de la aristocracia y la carrera diplomática. El juez ha mantenido la situación personal de todos los procesados, que están acusados de cometer delitos monetarios, excepto para el conde de Gamazo, a quien ha dejado sin efecto la fianza de 15 millones de pesetas que fijó en el mes de febrero. El magistrado ha decretado fianzas que oscilan entre 15 y 200 millones de pesetas para asegurar las responsabilidades civiles que pudieran declararse.

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Los procesados son Francisco Javier Palazón, Eduardo García de Enterría, su esposa, Amparo Lorenzo-Velázquez, Juan Antonio Gamazo, María Soledad Figueroa, Miguel Fuster y Carlos Varela Dopazo. El juez establece la prisión incondicional de Palazón y Fuster, que se encuentran huidos; mantiene la prisión bajo fianza de 25 millones de pesetas para García de Enterría y su esposa (estas fianzas ya fueron depositadas en su día, y ambos permanecen en libertad), y de un millón para Varela, y concede la libertad sin fianza para Gamazo y Figueroa.Además, y para responsabilidades civiles, las fianzas decretadas son de 200 millones de pesetas para Palazón, de 125 millones para Fuster, de 100 millones para García de Enterría y 100 para su esposa, de 30 millones para Varela y de 15 millones para Gamazo y Figueroa. En caso de que al día siguiente de la notificación de este auto no se depositasen las fianzas citadas, el juez ordenaría el embargo de bienes hasta cubrir las cantidades fijadas. Los procesamientos fueron comunicados al fiscal; al acusador particular, José Luis Núñez, y al abogado José María Stampa, después de la declaración de Amparo Lorenzo-Velázquez; sin embargo, este último letrado negó, al salir del juzgado, que se hubieran producido procesamientos, a pesar de que llevaba la resolución en la mano.

La acusación particular -un representante de Comisiones Obreras- y el -fiscal consideraron positiva la decisión del juez, aunque anunciaron que tienen la intención de solicitar nuevos procesamientos. El acusador ya había solicitado antes los de Tessa de Baviera, Elena Varea, Santiago Muguiro y Ángela Pérez-Seoane.

Eduardo García de Enterría, juez en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, anunció recientemente, en un almuerzo con varios periodistas, que renunciaría a ese cargo en el caso de ser procesado. Este periódico intentó, sin éxito, localizar ayer al catedrático.

Según el auto de procesamiento, Palazón, excedente de la carrera diplomática desde 1983 y residente en Ginebra desde 1976, se dedicaba a la gestión financiera de capitales y depósitos en cuentas bancarias de españoles y extranjeros, de quienes manejaba, a principios de 1985, dinero, bienes y títulos mobiliarios por importe no inferior a 2.426.655.600 pesetas.

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Palazón, que era además administrador-consejgro de la entidad Equitas, filial de la Banca Rothschild de Zúrich, efectuó desde 1978, por distintos medios, especialmente compensaciones contables, remesas o transferencias de dinero a Suiza, previa la percepción de pesetas en España. El equivalente en divisas era ingresado en cuentas -abiertas bajo seudónimos, siglas o nombres imaginarios. En ocasiones, Palazón recibía en Suiza dinero o divisas, cuyo contravalor en pesetas abonaba en España.

Entre los clientes de estas operaciones figuraba, entre 1978 y 1984, el matrimonio García de Enterría, que mantenía estrecha amistad con Palazón. El dinero entregado por el matrimonio a Palazón, generalmente mediante el empleado Carlos Varela, no era inferior a 259 millones de pesetas. Varela solía recoger las entregas, principalmente de Amparo Lorenzo-Velázquez, en el despacho de la calle del Príncipe de Vergara, 62, y las trasladaba a la oficina del paseo del Pintor Rosales, 38.

Palazón ingresaba el contravalor en cuentas corrientes en la Banca Rothschild y en la Unión de Bancos Suizos cuya beneficiaria era Ana Lehman, hija del matrimonio casada con un ciudadano suizo, o lo destinba a inversiones controladas y dirigidas por el propio diplomático.

Éste gestionaba también los depósitos bajo el seudónimo de Quebracho. El importe total de las inversiones y cuentas en Suiza de los García de Enterría en enero de 1983 era de 342 millones de pesetas.

Floresta o Bijoux

Juan Antonio Gamazo, siempre según el auto de procesamiento, entregó a Francisco Palazón en España, entre 1982 y 1984, cierta cantidad de dinero, de la que al menos 15 millones de pesetas situó en cuentas corrientes de la Banca Rothschild de Zúrich. En estas cuentas, que Gamazo tenía abiertas bajo los pseudónimos de Madroño, Lapacho, Bijoux y Floresta, había 1.900.000 dólares (equivalentes a unos 330 millones de pesetas), cantidad heredada de familiares y que Palazón administraba con facultades amplísimas, acumulando en ellas los beneficios obtenidos.

María Soledad Figueroa entregó en dos fechas de octubre de 1984 un total de 15 millones de pesetas, cuyo contravalor en dólares ingresó Palazón en la cuenta que ella tenía abierta en la Banca Rothschild de Zúrich bajo el seudónimo de Romero. En -esa cuenta existían 53,5 millones de pesetas en diversas divisas, acciones y obligaciones, producto, al parecer, de las herencias de su padre y abuelo. Figueroa había facultado a Palazón para su administración y había recibido unos beneficios, en cinco entregas, que totalizaban 5,5 millones de pesetas.

Banca Palazón

En sentido inverso -de personas residentes en España que recibían dinero en el extranjero- consta que Palazón, en 1983 y 1984, abonó en España, fraccionada y sucesivamente, un total no inferior a 24 millones de pesetas a Miguel Fuster Manera. Esta entrega era una contraprestación del equivalente en dólares entregados en Suiza por Fuster, quien era titular de una cuenta, bajo el pséudónimo de Ombu, en la Banca Rothsehild, y de otra en la Unión de Bancos Suizos, así como de un fondo de inversiones en la BPC (siglas por las que se conocía coloquialmente a la Banca Palazón). El contravalor global de estos conceptos superaba los 121 millones de pesetas.

Esos fondos procedían de ingresos generados por trabajos de Fuster, como economista, a clientes extranjeros desde 1964 a 1972 y los beneficios obtenidos hasta 1982, y que Palazón administraba. Fuster declaró el 6 de febrero en la Brigada de Delitos Monetarios, pero no compareció ante el juez y se encuentra huido. Carlos Varela, empleado de Palazón desde 1979, era el encargado de recoger el dinero, hacer pagos e ingresos en los bancos que éste le indicaba, y llevaba directamente la contabilidad y documentación que ha sido intervenida.

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