Fuerte división interna entre los socialistas valencianos por la composición de la ejecutiva

Los trabajos del IV Congreso del Partido Socialista del País Valenciano (PSPV-PSOE), que comenzaron el viernes y concluirán hoy en el Colegio de Médicos de Alicante, se desarrollaban ayer en un ambiente de fuerte división interna en torno a la composición de la nueva comisión ejecutiva. Se llegó a hablar de la posibilidad de que se presenten dos listas distintas, al margen de la minoritaria que podría presentar izquierda Socialista (IS). El secretario federal de organización de PSOE, José María Benegas, que llegó ayer a Alicante, intentaba propiciar una única lista de síntesis.

Las diferencias no se centran en las ponencias, terreno en el que hay un triunfo claro de las tesis oficialistas, ni siquiera en la consideración de la labor realizada por la ejecutiva saliente que encabeza el secretario general y presidente de la Generalitat, Joan Lerma, que fue aprobada con el 86,8% de los casi 22.000 votos representados en el congreso. Se trata de que un sector importante del partido, con presencia en la ejecutiva saliente cuestiona fuertemente el mantenimiento de los hombres de conflan za del secretario general, conocidos como los fontaneros de Lerma.Este sector crítico o renovador dentro de la mayoría -la minoría es IS, que consiguió sólo un 11,5% de abstenciones sobre la labor de la ejecutiva saliente- es el que se da en denominar la troika. Sus cabezas visibles son el conseller de Cultura de la Generalitat, Cipriá Ciscar; el vicepresidente del Consell y conseller de Gobernación Felipe Guardiola, y el presidente de las Cortes valencianas y del PSPV, Antonio García Miralles.

Este grupo cuenta también con el apoyo de importantes cargo públicos, como los presidentes de las diputaciones provinciales de Alicante y Valencia, Antonio Fernández Valenzuela y Antoni Asunción, respectivamente; el alcalde de Valencia, Ricard Pérez Casado, y el conseller de la Presidencia, Rafael Blasco.

Pese a que los votos están muy divididos al respecto, Lerma se muestra bastante reacio a desprenderse de los fontaneros, sobre los que ha venido apoyando su poder sobre el partido y, mediante él, sobre las instituciones de la Comunidad Valenciana. De entre los fontaneros, ayer se daba por seguro que en ningún caso repetirá el secretario saliente de organización, Leandro Picher. El escándalo suscitado recientemente por la falsificación del censo de militantes de la localidad valenciana de Villamarchante no sólo le ha hecho llegar al congreso con una imagen fuertemente deteriorada, sino que durante el debate en torno a la gestión de la ejecutiva fue por esa razón el más criticado.

La piedra de toque de la división acerca de la composición de la nueva ejecutiva se cifraba en la permanencia o no de Jaume Castelis, secretario saliente de política agraria, aunque, en la práctica, utilizado por Lerma para el control de las agrupaciones. Junto a esta dura batalla, la situación de Izquierda Socialista, sector que estaba representado en la ejecutiva saliente desde el anterior congreso, celebrado en Benicasim, despierta poco interés. Parece casi seguro que en esta ocasión la corriente quedará fuera del máximo órgano de poder del partido, pues ninguno de los dos sectores de la mayoría parece estar dispuesto a darle su apoyo. Parece que, por esta razón, IS presentará un lista alternativa a la ejecutiva, que será derrotada.