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Tribuna
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'Liberación'

Liberación está padeciendo algo que ya sufrieron en el pasado otras publicaciones críticas: el bloqueo publicitario, sistema de asfixia económica no tipificada todavía entre los pecados capitales antidemocráticos. Que no conste por escrito no quiere decir que no se practique, y si no que nos lo pregunten a los en otro tiempo gestores de Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, La Calle, Por Favor. Por más audiencia cualificada que se tenga, un bloqueo publicitario arruina un proyecto editorial, en tiempos, además, de desarticulación del espíritu crítico de la sociedad. La conciencia social crítica se ha refugiado en el no es esto, no es esto o en la vigencia desganada de cualquier dividendo de una democracia de espuma controlada, ni poca ni mucha para su colada.La economía de mercado tiene aspectos culturales positivos: el productor de cultura deja de depender de mecenas y mandarines. Pero lleva en su seno una terrible dentadura trituradora de lo diferente, si lo diferente no es digerible. Parto de la posición, un tanto cínica, de que casi todo es digerible, menos una sociedad civil inteligente, crítica y activa. Pero en España los dueños del dinero y del anuncio aún se mueven en el primitivismo de las asociaciones ideológicas más elementales y no están dispuestos a soltar ni un duro para fomentar subversiones, ni siquiera las que tienen un anillo con una fecha por dentro.

En otro tiempo, el voluntarismo resistencial o testimonial solía convertirse en financiador de manifestaciones del espíritu que, como la ginebra on the rocks, nos hacían compañía espiritual los fines de semana. Pero ante la evidencia de que ni la vida ni la historía son como las esperábamos, ahora nos limitamos a tratar de envejecer con dignidad y a mejorar, en lo posible, la salsa o el puré de erizos (oursinade, la llaman en el Rosellón). No ayuda tampoco el hecho de que los partidos de izquierdas se hayan convertido el uno en una próspera inmobiliaria y el otro en una jaula de grillo, insisto, de grillo único, personal e intransferible. Pero ¡vaya grillo! Mas no posvaguemos. Hay que echarle una mano a Liberación.

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