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RELIGIÓN

El general de los jesuitas alienta a sus miembros a mantener un compromiso social

MadridEl general de los jesuitas, P. H. Kolvenbach, en una carta de 12 folios, dirigida a todos los miembros de la Orden y publicada la semana pasada, toma el pulso a la actividad y situación, dentro de la Iglesia, de toda la Compañía. Se vale para ello de 1.500 cartas respuesta a la pregunta de cómo habían sido recibidas las normas y criterios emanados de la última Congregación General, XXXIII, en la que Kolvenbach fue elegido como sucesor del padre Arrupe.

He aquí los puntos fundamentales de dicho texto: "De manera unánime y favorable en toda la Compañía" ha sido recibida "la vuelta al gobierno normal", después de que la enfermedad del padre Arrupe provocara la designación de un delegado pontificio en la persona del P. Paolo Dezza. "Tal vuelta, en efecto, ponía fin a un período de dudas e inquietudes, y restauraba la confianza en la Compañía como cuerpo apostólico". Ha supuesto un reconocimiento de su capacidad de respuesta a las nuevas exigencias de nuestro tiempo y a las interpelaciones de la Santa Sede. "Tras un período de fuertes pruebas y de sufrimientos", dice el general, la Compañía mantiene su misión de mirar apostólicamente hacia fuera de la Iglesia y de la Compañía, en lugar de mirar únicamente a lo que hay dentro".

Como algo específico de la vocacíón jesuítica cita "las búsquedas, proyectos y experiencias que se verán expuestas a la incomprensión e incluso a veces a algunas acusaciones". Tal puede suceder con la llamada "preferencia por los pobres". "La integración del servicio de la fe y de la promoción de la justicia es una sola misión indivisible". "Las discusiones sobre las teologías de la liberación muestran igualmente cómo la Iglesia lucha y quiere luchar por aportar una mayor claridad en una materia que constituye el objeto de su preferencia apostólica".

La carta reconoce que se han creado situaciones conflictivas y lamentables, tanto por la "incompatibilidad de principio entre el ministerio sacerdotal y ciertos compromisos sociales", como por la incomprensión e insensibilidad de algunas autoridades civiles y religiosas". Pero "un número de jesuitas mucho mayor supera el conflicto y soporta sus tensiones para poder luchar, en nombre del Evangelio de la bienaventuranza de la pobreza, contra toda injusticia y pobreza". Ciertamente, la Orden, en su solidaridad con los pobres, no puede actuar como un partido político, ni como un sindicato, ni como una organización de desarrollo, pero esto no contradice en absoluto "un compromiso socioeconómico al servicio del hombre".

Las decisiones que haya que adoptar no son las de "una organización multinacional que ha perdido más de 10.000 operarios en 20 años", sino las de cerrar o abrir obras en orden a "una mayor movilidad apostólica".

Los últimos párrafos de su carta los dedica el P. Kolvenbach a insistir en la inserción de cada jesuita en la vida de la Iglesia. Éste, dice, no es "un gesto táctico para mejorar las relaciones con la Santa Sede", como han querido interpretar algunos.

Recuerda que "el mismo Ignacio había tenido una larga experiencia de conflictos y fricciones con las autoridades eclesiásticas en Alcalá y en Salamanca, en Jerusalén y en París, en Venecia e incluso en Roma".

La cita de la carta del P. Polanco al P. Madrid, recordada por el general, es bien explícita: "Aunque los de: la Compañía son papistas, lo son, en lo que deben serlo, y no en lo demás, y sólo con el intento a la divina gloria y bien común". "Sin cluda, todas las misiones que la Iglesia nos confía comportan riesgos, que han de ser asumidos en el cumplimiento de estas misiones, incluso exigen iniciativas que se prestan a la incomprensión".

El general de los jesuitas termina exhortándoles a una apertura misionera de un mundo alejado de la Iglesia o alérgico a ella, aunque esta actitud abierta no sea siempre comprendida por "movimientos eclesiales para los que la prioridad apostólica es, ante todo, o exclusivamente, el robustecimiento de las estrueturas eclesiales o la reunión única de los fieles".

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