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Tribuna
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Machos

Dormir con soldados: en busca del hombre-macho, este es el título de un libro que se está poniendo de moda en Estados Unidos y cuya autora es Rosemary Daniell. En la opinión de esta chica, los hombres hemos ido demasiado lejos en el intento de convertirnos en el tipo tierno y delicado que reclamó el feminismo. Incluso nos hemos pasado en la confidencia de nuestras inseguridades y de esta manera empieza a ser un engorro soportarnos. ¿Dónde está el hombre-hombre?, se interroga Rosemary. Y de nuevo uno, con la culpa de la masculinidad a cuestas, se ve obligado a buscar entre las desordenadas piezas de su género.De siempre han sentido los hombres como,un aprendizaje inasible la relación con el otro sexo. Toda la vida, bien puede decirse, nos hemos esforzado en contentar. Ni más ni menos porque de la relativa pasividad femenina parecía deducirse un alto paradigma mediante el cual seríamos juzgados como seres humanos. Es en este sentido como la mujer, dentro del confuso mundo del deseo, ha establecido la locución y la forma. Un mapa donde se configura el amor a su imagen y semejanza y donde se obtiene la única posible certeza de que se ama bien y de que se es bien amado. La mujer es el código. El paisaje primitivo donde se busca temblorosamente el acomodo.

El hombre dulce hace dos meses, el macho ahora. Clint Eastwood, en detrimento del modelo blando, ha sido elegido por segundo año consecutivo como el prototipo que más ambicionan las mujeres norteamericanas. Se trata efectivamente de un fenómeno de ese continente, pero es de temer que se extienda. Pocas veces las mujeres se dan cuenta del stress al que se nos somete. Movidos por esta recuperación, en Estados Unidos donde la gente, en general, no fuma, se ha registrado en 1984 y por primera vez a lo largo de 20 años un incremento en el consumo de puros. Seguramente no pocos, en su intento de agradar, van a morir de cáncer. Pero ¿qué ímporta ese desafío? ¿Cómo se podría celebrar el éxito en cualquiera de los más diversos ámbitos de este mundo si se excluye la recompensa de satisfacer a una mujer? Las chicas, desde luego, no saben lo que tienen.

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