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GALICIA

La policía descubre conexiones entre los contrabandistas de tabaco y los traficantes de droga

Manuel Rivas

Las investigaciones realizadas tras la detención de 17 personas presuntamente implicadas en tráfico y consumo de drogas -principalmente hachís, cocaína y heroína- en la ría de Arosa (Pontevedra), permiten establecer, según fuentes gubernativas, una relación a ciertos niveles entre estos delitos y las actividades de contrabando de tabaco en la zona. Según un portavoz del Gobierno Civil de Pontevedra, tal conexión ha dejado de ser una "hipótesis de trabajo" policial para convertirse en una preocupante realidad, "aunque todavía no sea un fenómeno generalizable".

Las detenciones se han producido en el marco de una operación iniciada el 29 de octubre del pasado año, motivada por las denuncias sobre "el aumento brutal en el número de adictos entre los jóvenes, principalmente a la heroína", y que todavía no se considera cerrada. El espectacular incremento en tráfico y consumo se había detectado principalmente en Cambados, sobre todo a partir del pasado verano, y en esta villa se centraron inicialmente las investigaciones.Dos de los detenidos, Adolfo R. F., de 27 años, y Benito P. V. de 30, permanecen internados en la prisión provincial de Pontevedra. La Guardia Civil ha intervenido hasta el momento 189 gramos de hachís, dos gramos de heroína y tres ampollas de Metadesin Steve, y según los responsables de la investigación entre los detenidos figuran "algunos de los más significativos traficantes de la provincia", todos ellos residentes en la zona de Arosa.

Para los medios gubernativos esta y otras investigaciones permiten probar una estrecha relación entre la intensa actividad contrabandista, que crea un ambiente criminógeno, y el espectacular incremento en tráfico y consumo de drogas. Uno de los detenidos en Cambados, José P. C., conocido por el apodo de Sespir, de 24 años, acusado de distribución de cocaína y hachís, ha reconocido dedicarse también para conseguir ingresos a la venta de tabaco rubio de contrabando.

La conexión entre los canales de distribución de droga y la malla contrabandista no parece situarse, por el momento, a gran escala, según los datos policiales. Los principales encausados por contrabando en el sur de Galicia, algunos de ellos huidos a Portugal -donde anunciaron su próxima entrega a la justicia española, consumada ya por tres de ellos-, han puesto especial énfasis por su parte en rechazar cualquier implicación directa en el tráfico de drogas.

La preocupación de las autoridades gubernativas estriba en que "los canales utilizados para el contrabando de tabaco pueden ser utilizados, cuando convenga, para otra, mercancía que tenga un margen de beneficio más estimulante". Siendo todavía esporádicas, las últimas investigaciones hacen temer que las conexiones entre ambas actividades se estrechen en el futuro. Según fuentes gubernativas, "la Guardia Civil ha ido a detener en ocasiones a presuntos traficantes o drogadictos y los ha encontrado implicados en contrabando, ocupándoseles llaves de planeadoras y una emisora ilegal".

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La segunda generación

Los protagonistas, hasta ahora, han sido los de la segunda generación. Sobrepasan, en edad, la treintena, y sienten pavor a que se les relacione con el caballo. A pesar de las apariencias, no es una mafia curtida la que ha surgido en Galicia con el tráfico ilegal de tabaco americano. No funciona, esa imagen prefabricada.Tampoco son santos inocentes ni se esfuerzan demasiado en aparentarlo. No tienen nada, pero viajan en coches de lujo. Son insolventes, pero viven bien, demasiado bien. Les gusta más el tenis que el fútbol y eso, en la ría, entre gente humilde, saben lo que significa.

Los hay impetuosos y hasta agresivos, los hay fríos y calculadores, y los hay afables y sin muchos dobleces. Cuando les preguntan qué han regalado por Reyes a sus hijos, hay quien simplemente no contesta y quien vé una intención sesgada en la curiosidad del periodista.

Y en cierto modo fueron unos Reyes Magos con genuino sabor americano los que se dejaron caer desde finales de los cincuenta por la ría. Antes fue el wolfram y el estraperlo. El tráfico ilegal no aparecía como una forma de delincuencia en un medio social que sigue diciendo "tanto tienes, tanto vales", y donde los históricos enriquecidos -la primera generación- campan a sus anchas. Lo peor, y eso lo saben bien las autoridades, no es tanto lo que pasó sino lo que pudo haber pasado. Y lo que puede pasar en el futuro, si los que vienen, la tercera generación, perseguida ya por el caballo, no tienen un espejo ético al que mirarse.

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