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El viento arranca los tejados de una colonia de San Blas construida hace 10 años

Las lluvias y vendavales registrados sobre Madrid estos días han levantado parte del tejado de uralita del número 78 de la calle de Arcos de Jalón, en San Blas, y han propiciado la práctica inundación de los pisos altos, en los que el agua de lluvia se filtra fácilmente en forma de enormes y numerosas goteras. En mayor o menor medida, los 10 bloques enclavados en la parcela K.1.1 de San Blas se encuentran en la misma situación.

Ayer por la mañana, María de la Cruz Mendiolagaray, inquilina del piso 10º A, mostraba a los visitantes las habitaciones de su vivienda, con todos los muebles protegidos por plásticos para combatir la humedad y un gran trozo de plástico clavado con chinchetas a las cuatro paredes, de forma que el agua corriente de las goteras sea recogida por el improvisado techo y caiga, por un solo chorro, al centro de la habitación, donde es recogida en cubos y evacuada por el servicio.Construidos hace 10 años por el ya extinguido Instituto Nacional de la Vivienda, las primeras protestas por la mala calidad de sus materiales comenzaron dos años después de su inauguración. Los tejados están formados por placas de uralita, que no soportan temporales particularmente duros. Grandes placas de los bloques de 10 plantas se han ido desgajando con el tiempo y han caído en los tejados de los bloques más bajos, de forma que el desastre se ha extendido a toda la colonia.

En 1978 los bomberos tuvieron que acudir ya al mismo bloque, el número 78, para comprobar el estado del muro de carga exterior, que se había agrietado en toda su altura y amenazaba con desplomarse sobre el bloque adyacente, el 80. Los vecinos de este último tuvieron que abandonar sus casas y alojarse en un hotel mientras duraron las obras de reparación. Entre tanto, los vecinos siguieron insistiendo ante el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo para que arreglara los tejados, igual que se hizo, en 1976, con los bloques de la parcela contigua, en los que la uralita fue sustituida por tejas y enfoscadas las paredes exteriores. Las promesas de efectuar las reparaciones necesarias fueron incumplidas a lo largo de los años.

"El problema para nosotros", afirman los inquilinos, "es que ya han transcurrido 10 años desde la entrega de los pisos, y ahora las autoridades dicen que los pisos son nuestros y que las reparaciones corren a nuestro cargo. Pero llevamos denunciando estos problemas desde hace ocho años, y creemos que el ministerio es responsable de lo que ocurre". Los vecinos se quejan de que nunca se les ha hecho caso, aunque siempre nos dieron buenas palabras; nos hemos fiado de las promesas durante años y ahora argumentan que ya ha pasado el plazo para reclamar".

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