_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los anticonceptivos del año 2000

El autor del artículo analiza los distintos métodos utilizados por el ser humano para controlar su flecundidad; desde la abstinencia sexual, pasando por la revolución que supuso para la tecnología anticonceptiva la llegada de los métodos hormonales, hasta los últimos descubrimientos en la materia, entre los que destacan especialmente aquellos que tienen como destinatario al varón.

Las gentes de todas las partes del mundo que desean limitar su fecundidad lo hacen principalmente para satisfacer aspiraciones individuales o familiares -proporcionar un buen hogar, acrecentar el afecto y las oportunidades para sus hijos y aumentar sus posibilidades de realización humana personal y familiar.Estas aspiraciones pueden verse frustradas por una fecundidad excesiva no deseada. Como revelan las cifras de embarazos no planeados ni deseados referentes a numerosos países, a menudo las parejas no tienen éxito en sus intentos anticonceptivos. Existen marcados indicios, a través de todo el mundo, de que se producen tasas altas de fecundidad no deseada junto con el deseo de limitar la misma. Hay que concluir, pues, que el deseo de las parejas de limitar su fertilidad no es frecuentemente alcanzable con los métodos de que hoy disponen.

Hasta la década de los sesenta, la base científica de la mayoría de los métodos anticonceptivos era la certeza de que las células espermáticas del macho fertilizan el óvulo de la hembra. Durante siglos, la humanidad intentó evitar el embarazo sencillamente impidiendo que el espermatozoide llegara el óvulo: retirando el pene antes de la eyaculación, mediante dispositivos mecánicos tales como el condón o el diafragma, mediante la introducción en la vagina de una variedad de espermicidas químicos o mediante la ducha poscoito. La efectividad de estos procedimientos depende de su éxito en impedir que el espermatozoide realice su camino hacia el lugar de la fertilización.

La tecnología anticonceptiva dio un enorme salto cualitativo en el siglo XX cuando los científicos trasladaron su atención al ciclo ovulatorio de la hembra y al control hormonal de la reproducción. El hecho de que el método de abstinencia periódica no resulte una práctica anticonceptiva eficaz no disminuye su papel histórico en el enfoque del proceso ovulatorio como el acontecimiento clave para el control de la fertilidad. Se necesitaron varias décadas para poner en orden los conocimientos necesarios que permitieran elaborar los medios para impedir la ovulación, pero cuando llegó ese momento se revolucionó la práctica de la anticoncepción. Con la píldora se inauguró la era de la anticoncepción hormonal y, con ella, la búsqueda de métodos aún mejores para lograr la regulación de la fecundidad, interfiriendo con eslabones específicos en la cadena de acontecimientos reproductivos.

En la investigación para elaborar anticonceptivos mejores pueden identificarse diversos objetivos. En primer lugar, existe la necesidad de proporcionar mayor seguridad para aquellos que desean posponer los partos. En este sentido, la investigación anticonceptiva es investigación de prevención del aborto, porque en todo el mundo muchos de los embarazos resultantes de fallos en los métodos anticonceptivos empleados terminan en un aborto voluntario. En segundo lugar, existe la necesidad de proporcionar métodos que reduzcan los efectos secundarios asociados a los métodos más eficaces actualmente disponibles. Las parejas tienen que hacer frente ahora a la elección entre el uso de métodos altamente eficaces -la píldora o el dispositivo intra-uterino (DIU)-, con grados variantes de efectos secundarios incómodos o de riesgos para la salud, y métodos más sanos, pero menos eficaces, para evitar el embarazo. En tercer lugar, existe la necesidad de proporcionar métodos que sean de uso sencillo, baratos y compatibles con los servicios logísticos de los distintos sistemas de salud.

Cualquier nueva droga anticonceptiva que pueda estar disponible para su uso en los años que quedan de este siglo tiene que estar ahora en alguna etapa de la investigación clínica o próxima a ella. Es posible, por consiguiente, contemplar el panorama de la contracepción para dichos años con un buen grado de certeza.

Anticonceptivos hormonales

Se están estudiando preparaciones anticonceptivas orales que contienen una cantidad reducida de hormonas y que no disminuyen el nivel de eficacia anticonceptiva. Se encuentran ya a la venta productos trifásicos de baja dosis. El producto de dosis variable está basado en el principio de supresión de la ovulación. El plan de dosis cambiantes intenta seguir el modelo ovárico normal de producción de hormonas. El régimen resultante es una dosis conjunta mensual, que está por debajo de la dosis fijada de las píldoras anticonceptivas combinadas ahora en uso. En una preparación trifásica, el contenido mensual de la hormona sintética es aproximadamente un 40% menor que el más bajo del anticonceptivo oral de dosis fija ahora disponible. Se supone que esa importante reducción de contenido hormonal disminuye los riesgos de efectos secundarios asociados con los cambios metabólicos inducidos por las hormonas.

Cápsulas subdérmicas

Se han elaborado cápsulas anticonceptivas de larga actuación, que se aprovechan de la compatibilidad con los tejidos del Silastic, un plástico sintético parecido al caucho. Durante 20 años se ha venido utilizando en diversos procedimientos quirúrgicos reparadores o estéticos una preparación médica de este polímero. Algunas combinaciones químicas, entre las que se incluyen las hormonas anticonceptivas, pasan a través de una matriz sólida del mismo. Así, una provisión de esteroide cristalino almacenada en una cápsula pasará gradualmente, a una velocidad controlada, a través de la pared de Silastic.

La versión más avanzada de las cápsulas subdérmicas anticonceptivas es la denominada Norplant. Consiste en un conjunto de seis pequeñas cápsulas, que se colocan bajo la piel en la parte superior del brazo. Las cápsulas liberan un total de aproximadamente 30 mcg. diarios de la hormona anticonceptiva llamada levonorgestrol. El efecto antifecundidad está basado en una terapia de progestina a baja dosis, sin utilizar el estrógeno. Se consigue un nivel uniforme de progestina en la sangre gracias a este sistema de descarga por microabsorción. En las cápsulas hay la suficiente provisión de hormona como para mantener este nivel en la sangre durante cinco o seis años. Dado que las cápsulas pueden ser retiradas en cualquier momento, el método es reversible a voluntad. La efectividad de las implantaciones de Norplant ha sido evaluada en estudios que se han desarrollado a lo largo de ocho años. Es el método anticonceptivo reversible más eficaz de los que actualmente puede disponerse, con cifras de resultados que sobrepasan las de la píldora y las del DIU y el que más se aproxima a las cifras de la esterilización quirúrgica.

Ha sido lo suficientemente experimentado como para asegurar que después de la retirada de las implantaciones de Norplant, la fecundidad vuelve prontamente. Este método se está probando en experimentos de campo en numerosos países, entre los que se incluyen diversas naciones desarrolladas con programas de planificación familiar. Las implantaciones de Norplant se fabrican en Finlandia, donde el producto es objeto de una creciente popularidad. Pronto estará a la venta en otros países europeos y en otras partes de todo el mundo.

Anticonceptivos masculinos

Los dos descubrimientos actualmente sometidos a investigación para conseguir la anticoncepción masculina son notablemente diferentes en su origen. Uno de ellos es producto de una investigación fundamental sofisticada, que fue reconocida con la recompensa de dos premios Nobel. El otro es el resultado de una observación hecha por un médico en activo en una aldea china. En 1971, dos bioquímicos estadounidenses dieron a conocer de manera independiente la estructura de la hormona producida por el cerebro que controla indirectamente la producción de esperma. Grandes dosis de esta hormona o de sus análogos de alta potencia pueden tener el efecto paradójico de suprimir la función gonadal.

El gossypol es la combinación química que, como píldora anticonceptiva para hombres, ha sido experimentada en China después de que diversos seguimientos médicos revelaran que es el principio activo del aceite crudo de semilla de algodón, que fue el responsable de una apidemia de infecundidad en una aldea rural. En amplios experimentos de campo, más de 10.000 chinos tomaron las píldoras, y al cabo de tres meses en casi todos ellos cesó la producción de esperma. Un rasgo prometedor de la acción del gossypol es que este efecto sobre la producción del esperma se logra sin un efecto supresivo sobre la líbido. Así, hasta ahora los resultados clínicos del gossypol son interesantes y justifican un prudente optimismo, pero existen aspectos fundamentales de seguridad y reversibilidad que necesitan clarificación adicional. Mientras tanto, se han sintetizado análogos del gossypol que están siendo experimentados en busca de posibles ventajas sobre la combinación original.

Los anticonceptivos aquí descritos pueden estar a la venta en algunas partes del mundo en los próximos años. Entre tanto, continúa la investigación fundamental en algunas vías que requieren mucho tiempo antes de que puedan ser evaluadas sus expectativas anticonceptivas. En esta categoría están las potenciales vacunas para uso tanto por hombres como por mujeres y las píldoras que podrían tomar las mujeres para inducir menstruaciones mensuales, bloqueando la acción de la progesterona. En particular, esta última vía es especialmente prometedora. Se han obtenido resultados favorables con una de esas combinaciones químicas en algunos ensayos clínicos preliminares realizados en Francia, Suiza, Suecia, Hungría y Estados Unidos.

No existe ningún método de anticoncepción perfecto para la diversa población mundial. Pero como la investigación continúa, el conjunto de métodos disponibles se ampliará de manera que cada pareja pueda tener mejores oportunidades de seleccionar un anticonceptivo que constituya una elección apropiada y conveniente. es doctor en Filosofía, director de Ciencias de la Población en la Fundación Rockefeller.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_