_
_
_
_
_

Luis Sánchez Harguindey y Pedro Sust, aspirantes a la presidencia del baloncesto

Luis Gómez

Las elecciones a la presidencia de la Federación Española de baloncesto, una de las más atractivas del momento por su creciente popularidad, abarcan su fase final con el panorama esclarecido. La retirada de Raimundo Saporta, decidida de improviso, anula toda posibilidad de acuerdo hacia una candidatura unitaria. Habrá confrontación y dos candidatos claros: Pedro Sust, presidente de la Federación Catalana, y los Sánchez-Harguindey, quien ya fuera vicepresidente en anteriores ocasiones. Algunos sectores pretenden enfocar la elección como una confrontación entre Madrid y Barcelona, pero ambos candidatos parecen coincidir en dos cuestiones: que sobran algunos actuales empleados de la federación y que se debe cuidar la gestión internacional de Raimundo Saporta.

El obligado cese de Ernesto Segura de Luna, a propósito M Real Decreto sobre elecciones a federaciones, motivó una curiosa circunstancia. Era un dirigente de línea conciliadora y cuyos momentos más brillantes llegaban cuando culminaba su mandato. Segura de Luna, por primera, vez, disfrutaba de unánime prestigio. Los rectores del Consejo Superior de Deportes, algunos diputados e incluso ministros socialistas, lo señalaban como prototipo del dirigente ejemplar y se veían obligados a proferir piropos hacia un presidente que ellos contribuían a retirar. Segura de Luna, por otra parte, había sido siempre tachado como hombre de paja de Raimundo Saporta, una imagen que había quebrado en la gestión de estos dos años, una de las más prácticas y avanzadas del conjunto de federaciones deportivas.

Tendencias

La lucha electoral así abierta pronto dio a conocer las primeras tendencias. Pedro Sust, un directivo emprendedor y con ideas renovadoras, enclavado en la presidencia de la federación catalana, fue de los primeros en moverse. Se le definió como candidato opositor. Paralelamente, Eugenio Mazón, el discutido presidente del comité de competición, también propiciaba las primeras reuniones. Pronto surgió el nombre de Saporta, como peso pesado de indudable influencia sobre el electorado. Ambos candidatos pretendían su adhesión, aunque fuera implícita, pero paso a casi protagonista. Pero Saporta, más proclive a otorgar la bendición a uno de los candidatos, terminó por interesarse activamente. Llegó entonces una sorpresa a medias.

Mazón, que protagonizaba una línea continuista, quedó rápidamente rechazado. La idea inicial de uña candidatura unitaria se consagró en una coalición Saporta-Sust. Saporta sería presidente y quedaría dedicado a la labor internacional; Sust, como vicepresidente, haría la reforma interna. Mazón perdía peso y el Real Madrid, según algunas fuentes, movió sus peones para encontrar otro candidato más asequible. Dicho club se sentía perjudicado con una candidatura Saporta-Sust. Saporta, quien llegó a ser, el hombre fuerte del club madridista, se ha convertido en un dirigente excesivamente imparcial y alejado de su pasado. Mazón, por otra parte, se encontraba demasiado desprestigiado por su gestión promadridista en el comité de competición.

En los últimos días de septiembre surgen nuevas sorpresas. Saporta, que había llegado a un acuerdo total con Sust y sólo esperaba su respuesta, decide de improviso retirarse. Declaró que había sido una decisión meditada: "hace meses que dije que no me presentaría. No creo que sea el hombre adecuado para el cambio. Me limitaré a colaborar con el ganador". Sin embargo, su decisión se justificó como propiciada por una repentina desmoralización al conocer la existencia de una ponencia parlamentaria que piensa investigar las cuentas del Mundial-82. "Saporta siente terror ante la idea de tener que acudir al Parlamento. Se encuentra muy afectado", afirmó un directivo.

Al mismo tiempo, se produce la retirada de Eugenio Mazón, también decepcionado a la vista de que no consigue excesivas adhesiones. Luis Sánchez-Harguindey, antiguo secretario de Estado de Sanidad, tentado en las diferentes reuniones del baloncesto en las últimas fechas, expresa su ánimo de acudir, con el apoyo implícito del Real Madrid, que lo considera un hombre más imparcial.

Sust y Harguindey coinciden en ideas de renovación administrativa de la federación, lo que significa un estado de días contados para dirigentes como Arturo Imedio, actual secretario general y un hombre de cuya gestión parecen renegar los candidatos. Sust y Harguindey también están interesados en mantener a Raismundo Saporta.

Algunos sectores pretenden enfocar la contienda con una disputa Madrid-Barcelona, que ambos rechazan. Sust ya es miembro del pleno; Harguindey se acoge a una de las plazas libres que otorga la asociación de clubes, mientras que Raimundo Saporta, antes indiscutible, ha visto ahora complicado su futuro como simple miembro del pleno. Saporta solicitó una de las plazas de la Asociación de Clubes (que tiene seis de libre disposición) pero esta se lo ha negado a la vista de que no es candidato.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_