Brusco descenso de la natalidad española en los últimos 10 años
En 1984 nacerán 200.000 españoles menos que en 1976. Éste es uno de los datos más significativos sobre el descenso de la natalidad en España, según el informe elaborado por distintos sectores con motivo de la Conferencia Internacional sobre Población, que se inaugura hoy en México. En él se recogen no sólo los datos elaborados del último censo, sino también los distintos factores que marcan un comportamiento, en cierta medida atípico, con respecto al resto de los países de Europa Occidental.Según este censo, el noveno de este siglo, la población española se sitúa en torno a los 38.500.000 habitantes en el territorio nacional. En conjunto, se puede decir que el crecimiento es moderado, y que el envejecimiento se acentúa paulatinamente. Las proyecciones demo,gráficas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística prevén para el año 2001 una población de 40 millones de habitantes, es decir, que en estos 17 años que restan para el siglo XXI el crecimiento absoluto que se prevé será inferior a los dos millones de personas, casi la mitad del crecimiento registrado en los años setenta.
Madrid, donde habita el 11% de la población española, ha absorbido más de un cuarto del crecimiento total entre 1974 y 1984. Casi la mitad de este crecimiento corresponde a Madrid y Cataluña. En el otro extremo se sitúan Castilla-La Mancha, Castilla y León, y Extremadura, que han perdido más de un cuarto de millón de habitantes entre los dos últimos censos.
Pirámides de edades
Si persistiesen los cuatro factores que más han influido en la evolución demográfica en España durante la última década (disminución de la nupcialidad y caída acelerada de la fecundidad, reducción de la mortalidad infantil junto a una mayor esperanza de vida y regreso acelerado de los emigrantes desde 1975), sería muy probable que se rompa la pirámide de población tal y como está constituida ahora.La base (población menor de 14 años),se está reduciendo ya sensiblemente, y representa tan sólo el 25,6% del total. La población activa forma el cuerpo central de la pirámide y está creciendo con la aportación de las generaciones nacidas antes de 1965. Con el descenso de la mortalidad crece también el vértice. La tasa bruta de mortalidad está situada ahora mismo en 7,4 fallecidos, por 1.000 habitantes. Los varones tienen en España una esperanza de vida en torno a los 70 años, mientras que las mujeres alcanzan fácilmente los 76, lo que supone una sobremortalidad masculina.
Las previsiones para el año 2001, en cuanto a la estructura de esta pirámide, señalan que el 15,4% de la población tendrá más de 55 años, frente al 11,3% actual. La base pasará del 25,6%, actual a tan sólo un 18,2%. La campaña de natalidad que siguió a la guerra civil concentra la población en el tramo central, que aumentará hasta 1986 a un ritmo anual muy elevado.
La ruptura de las pirámides de población es una de las mayores preocupaciones de los países industrializados. Las previsiones más pesimistas apuntan que en el año 2000 Europa estará poblada por una mayoría de ancianos, y la población en activo tendrá que hacerse cargo de enormes costes sociales, lo que modificará sustancialmente el actual sistema de pensiones y jubilaciones.
Descenso de la fecundidad
Esta situación, que en Europa se lleva dando bastantes años, en España se presentará súbitamente por el fuerte descenso de la natalidad registrado desde 1976. Los cambios que se han realizado en el sistema de valores de la sociedad española con respecto a la familia son la causa más inmediata de este descenso brusco en el número de nacimientos, según el sociólogo Juan Díez Nicolás, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid.Esta disminución de la fecundidad ha provocado que desde 1981 España esté por debajo del nivel de reemplazo de la población. Pero ello no queda suficientemente explicado por el mero cambio de las costumbres sociales según distintas fuentes del Instituto de la Mujer, que ha enviado una representación a la conferencia de México. El crecimiento del efectivo de mujeres en edad de procrear, precisamente por las generaciones que nacieron en los años posteriores a la guerra, tendría que haber provocado una evolución creciente de la natalidad, y ha ocurrido todo lo contrario.
El promedio de hijos por mujer ha disminuido desde más de cuatro en 1922 a menos de dos en 1983. La natalidad ilegítima ha aumentado en los últimos seis años de un 14 a un 25 por 1.000, pero, sigue siendo una de las más bajas de Europa.
Un dato preocupante es que el índice de fertilidad ha bajado para las mujeres en todos los grupos de edad, excepto las comprendidas entre 15 y 19 años. La maternidad en adolescentes se ha triplicado en España desde 1951 a 1979, y muy especialmente en los últimos 10 años. Precisamente la conferencia de México dedica un estudio a los riesgos de la maternidad demasiado precoz. Ante los datos recabados habría que pensar que en España no se ha realizado una campaña necesaria de educación sanitaria y contraconcepción paralela a la liberalización de las costumbres.
Cada vez son más las parejas que optan por convivir sin haber formalizado antes su unión, y la mayoría de los adolescentes españoles se muestran favorables a las relaciones prematrimoniales. El número de enlaces que se registran, tanto civiles como religiosos, ha sufrido un claro descenso, al igual que en los países de Europa Occidental, pero, al contrario que en éstos, los españoles se casan cada vez más jóvenes. La edad media para los hombres es de 25 años, y 23 para las mujeres lo que en ambos casos es la mínima de este siglo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.