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"Las encuestas nos dan una gran ventaja sobre la oposición"

Hay varios mensajes en las palabras de Guerra sobre las expectativas electorales: se muestra muy tranquilo por la gran diferencia que, según él, separa al PSOE de la oposición; y al mismo tiempo, se cura en salud sobre las virtudes reales de los sondeos de opinión. De paso, descarta elecciones anticipadas e indica que él es el segundo político más conocido y aceptado del país.Pregunta. ¿Qué resultados proporcionan las últimas encuestas en poder del Gobierno?

Respuesta. Las encuestas, bien hechas y honestamente trabajadas no son en sí mismas un dato de valor, y cuando están escoradas intencionadamente, no digamos. Yo leo por ahí cosas que, vamos...

P. Perdón, yo me refería a las que están en poder del Ejecutivo.

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R. Sí, pero bueno es curarse en salud; gobernar en base a encuestas es un error de grueso calibre. Bien, lo que usted pregunta es qué está pasando ahora mismo. Pues lo que sucede es que se mantiene un hecho insólito en las etapas contemporáneas de los países democráticos: que las dos figuras que mantienen el mayor grado de conocimiento y aceptación popular son del mismo partido. Eso no ocurre en Francia, ni en el Reino Unido, ni en la República Federal de Alemania, y aquí llevamos así casi desde 1980.

P. ¿Se trata de Felipe González y Alfonso Guerra?

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R. En efecto. Lo de Felipe González es evidente; pero que yo, u otro cualquiera del mismo partido, den siempre por encima del resto es un hecho bastante insólito. Los últimos datos son escalofriantes, porque incluso parcializándolos regionalmente se produce el mismo fenómeno; por ejemplo, en Galicia.

Los límites de la diferencia entre el partido socialista y el principal partido de la oposición son estrictamente los mismos que daban los sondeos previos a las elecciones de 1982. Después hay que tener en cuenta los indecisos, pero las diferencias en voto decidido dan alrededor del 30% para el partido socialista y el 11 % para Alianza Popular. Mi impresión, a la vista de los datos, es que la gente mantiene su fe en nosotros, y también la esperanza de que las cosas mejorarán en los terrenos ciertamente más difíciles, que son los relacionados con los problemas materiales.

P. Ya no falta tanto para las elecciones legislativas. ¿Continúa pensando que no hay alternativa?

R. Falta mucho todavía para las elecciones, dos años y medio.

P. La disolución de las Cortes en 1982 se produjo en el verano.

R. Pero los cuatro años se cuentan a partir de las elecciones o incluso de la constitución de la Cámara, que fue a finales de 1981 cabe esa interpretación. Queda todavía mucha tela que cortar. Como dijo Felipe González en el último día de campaña de 1982, alejar la amenaza de involución y dar un golpe fuerte al terrorismo ya sería importante. Y yo creo que, con el beneficio del trabajo propio y del trabajo de otros, vamos a tener otro resultado, que es haber desmochado los Pirineos: que España sea Europa, de verdad, sería un hecho de enorme relevancia histórica.

Yo no veo alternativa por ninguna parte. La operación Roca no tiene viabilidad, y Suárez podría conseguir, en todo caso, un pequeño hueco en el centro. En cuanto al principal partido de la oposición, tampoco veo que tenga posibilidades.

P. Tanto hablar de que se va a agotar la legislatura, ¿no será que al final se adelantarán las elecciones?

R. Qué va, qué va. No creo que haya nada de eso.

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