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La Bolsa se debate entre el miedo y la esperanza

La bolsa no ha definido su rumbo, y de ahí el errático comportamiento de las cotizaciones y el volumen de contratación, cada vez menor a medida que la última semana de cuatro días de contratación llegaba a su fin. En efecto, a partir del próximo lunes los mercados bursátiles celebrarán sesiones, tal y como lo habían solicitado operadores y otros intermediarios financieros.La responsabilidad del resultado negativo de la semana se reparte entre varias causas. Quizá la más importante sea la indecisión de las instituciones para apostar en firme por el mercado, en espera de que las presiones compradoras o vendedoras sobre valores concretos permitiesen reposar a unas aguas excesivamente turbulentas.

Pero tampoco hay que restar importancia a la influencia negativa que ha tenido sobre la bolsa el anuncio de las futuras medidas gubernamentales sobre la represión contra el fraude fiscal, especialmente el levantamiento del secreto para los intermediarios financieros. Esta medida, en buena lógica, deberá favorecer a la renta variable, ya que el dinero negro tenderá en el futuro a volver a los parqués. Pero aún es pronto para que los inversores, posiblemente ahora demasiado asustados o enfadados, analicen fríamente la situación.

Tampoco la marcha de la Bolsa de Nueva York -con la pérdida de 85 puntos en las cuatro últimas semanas- ha favorecido la llegada de inversores extranjeros, más ocupados y preocupados por sus asuntos al otro lado del Atlántico que de un mercado relativamnete modesto como es el de Madrid.Finalmente, y aunque sea más anecdótico, tampoco hay que olvidar que al menos en las dos últimas sesiones un importante tenedor de títulos se ha dedicado a soltar una sustancial cantidad de papel selectivo, especialmente de títulos eléctricos y de comunicaciones. A pesar de realizar sus ventas de una forma bastante cauta, no ha sido lo suficiente como para que el mercado dejara de acusarlo a la baja: lo raquítico del volumen de contratación de estas jornadas no permitía esperar otra cosa.

Los bancos parecen haberse visto menos afectados, aunque las entidades han tenido cuidado de evitar que las cotizaciones cayeran justo en una época marcada por las juntas de accionistas.

Aunque la bolsa ha perdido en la semana 1,35 puntos en su índice general, lo cierto es que mantiene cierta capacidad de resistencia y parece adoptar más una actitud compradora que vendedora. Si el dinero se ha mostrado renuente a participar en el juego, también las órdenes de venta se han abstenido de hacer acto de presencia. Todo indica que en las próximas jornadas se decantará el giro que tome el mercado, actualmente en una situación de equilibrio muy precaria.

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