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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Estados Unidos y la económia del Caribe

La iniciativa para la cuenca del Caribe (ICC), aprobada por el presidente Reagan el pasado agosto, es un amplio programa de desarrollo económico de 12 años de duración concebido para revitalizar las debilitadas economías de las naciones del Caribe y América Central. Este programa, audaz y práctico a la vez, ha sido diseñado para restaurar la salud económica de los países que comprenden nuestra tercera frontera, y aportará una solución democrática y pacífica para las dificultades de las naciones de la región. La ICC es un proyecto multidimensional que combina medidas de comercio, de asistencia y de in versión cuidadosamente elabora das. El programa ha sido concebido para que estas medidas se auto mantengan. La ICC es ambiciosa en el sentido de que aborda problemas a corto y largo plazo y es lo suficientemente flexible como para poder responder a los obstáculos que impiden el desarrollo de estos países. Forma parte de un programa regional más amplio que podría transformar a la cuenca del Caribe -hoy zona de desesperación y frustración- en una región de paz y libertad.

El mismo título de la ley refleja en términos precisos el propósito del programa. Las economías de la cuenca del Caribe necesitan urgentemente un agente catalítico que aliente su recuperación. Actualmente, Estados Unidos tiene plena conciencia de los difíciles problemas que acosan a casi todas las, economías del mundo. El área del Caribe, una región de economías que aun en los mejores tiempos son pequeñas y frágiles, ha sido una de las zonas más afectadas por los recientes acontecimientos económicos internacionales.

Nadie puede negar la gravedad de los problemas económicos y sociales a los que se enfrenta la cuenca del Caribe. Todas las naciones de esta zona se ven afectadas por una reducción en sus tasas de crecimiento, un aumento de la inflación y un incremento en los costes de financiación de su deuda externa. Desnutrición, altos índices de mortalidad infantil y alarmantes cantidades de jóvenes desempleados son algunos de los precios sociales que se cobra el estancamiento económico de la región.

Así que en nuestro propio hemisferio hay una región que se halla a la deriva de la economía mundial. Conforme estos países de la cuenca caribeña han sido afecta dos por los progresivos incrementos de los precios petrolíferos y por las disminuciones en los del azúcar y otros productos básicos, han aumentado las tensiones en su interior.

Lamentablemente, es una situación que conduce a la violencia y al radicalismo político. La iniciativa para la cuenca del Caribe es una alternativa a los programas económicos regionales que tendrán que aplicarse si nuestro hemisferio espera vivir libre de sufrimientos.

Los pueblos del Caribe, al igual que todos los pueblos de las Américas, luchan hoy por encontrar su lugar dentro de la cambiante economía mundial de los años ochenta. A las naciones pequeñas, como Barbados y Jamaica, les resulta difícil alcanzar ese objetivo y saltar por encima de obstáculos que representan un gran reto incluso para naciones mayores en tamaño cuyos recursos económicos son muy superiores."

Nuevas oportunidades

La Administración Reagan ha establecido la iniciativa de la cuenca del Caribe con el propósito de proporcionar nuevas oportunidades a los países que deseen hacer algo por sí mismos. La ICC pretende fomentar y apoyar programas de ajustes estructurales en las economías de los países beneficiarios. La mayoría de estos países comprenden que las antiguas tácticas para desarrollar sus economías nacionales -los intentos por sustituir las importaciones- se han visto dificultadas por los inevitables límites que imponen sus pequeños mercados internos y regionales. La ICC quiere contribuir a los propios esfuerzos de estos países por encauzar sus economías hacia estrategias de desarrollo más equilibradas y con vistas a la exportación. A pesar de que aun así los ajustes estructurales de esta índole no son fáciles, existe un acuerdo general entre las naciones de la región para seguir ese rumbo. La ICC ayudará a tomar las decisiones difíciles y a hacer éstas dignas del esfuerzo requerido para modificar una política económica arraigada y a menudo ineficaz.

Las naciones de la cuenca dependen vitalmente del comercio exterior. Si bien en virtud del sistema generalizado, de preferencias (SGP) un alto porcentaje de los productos del Caribe pueden entrar en Estados Unidos exentos de aranceles aduaneros, aún hay muchas exportaciones caribeñas que nunca han sido incluidas en este programa. Un acuerdo de 12 años sobre libre comercio logrado por la1egislación abrirá las puertas a una lista mucho más amplia de productos no tradicionales. Tales productos son con frecuencia no tradicionales precisamente porque los aranceles estadounidenses han sido tan elevados que no justificaban unos costes de exportación que, de otro modo, resultarían ser inversiones productivas y viables. La cuenca sufre también a causa de su posición relativamente desventajosa dentro del sistema generalizado de preferencias, en el que tiene que competir con países del Extremo Oriente y de América Latina que están disfrutando de un rápido proceso de industrialización. Finalmente, en aquellos países caribeños donde la exportación ha alcanzado cotas de éxito, los límites necesarios que establece el SGP por razones de competencia pueden contrarrestar los incentivos creados respecto al aumento de la producción.

En virtud del SGP, el presidente podría eximir de aranceles a todas las importaciones procedentes de países del Caribe, con la excepción de los tejidos y la ropa confeccionada, segmentos ya amparados por acuerdos sobre productos textiles. Estas exenciones arancelarias no dañarían necesariamente a la industria de Estados Unidos; no obstante lo cual, de existir la amenaza, la industria estadounidense está protegida por la ley de comercio exterior de 1974.

Escasez de inversión

Otto problema apremiante al que tiene que hacer frente la cuenca es la crónica escasez de Capital inversor debida al pobre clima de inversión reinante. Este ambiente poco propicio es consecuencia de diversos factores que van desde la inestabilidad política y la recesión mundial hasta la falta de acceso a mercados de futuros asegurados. Muchas naciones de la zona intentaron responder a este problema apoyándose en la inversión y la financiación del sector público, con el resultado de un incremento masivo de su deuda externa y una disminución progresiva en la inversión privada.

El programa de crédito arancelario de la ICC ayudará a atraer capital que, de otro modo, no llegaría a la región. De acuerdo con el programa ICC, las empresas norteamericanas disponen de unas ventajas fiscales sobre la inversión de activos fijos en los países de la cuenca caribeña equivalentes a las que disfrutan por el mismo concepto en Estados Unidos. Este sencillo y equitativo mecanismo se extiende a los beneficiarios cualificados durante cinco años.

Puerto Rico e islas Vírgenes

La Secretaría de Comercio y la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos han recibido un número considerable de consultas por parte de inversores potenciales norteamericanos. La Secretaría de Comercio ha creado un centro de información empre sarial para la cuenca del Caribe, a fin de ayudar a las compañías interesadas en emprender actividades en la zona. Es conveniente resaltar que muchas de las preguntas provienen de firmas pequeñas y me dianas.

Las medidas comerciales y fiscales están creando un clima más receptivo a la actividad empresarial. Sin embargo, serán la iniciativa del sector privado y los factores del mercado los elementos que determinarán el éxito de nuestros esfuerzos conjuntos.

El Congreso ha asignado 350 millones de dólares en concepto de ayuda especial como respuesta a la llamada urgente de auxilio de algunas naciones de la cuenca. Los beneficiarios en potencia han pedido esta ayuda porque representa la solución más rápida y práctica a su balanza de pagos y a los problemas de sus deudas externas. Las perspectivas de muchas de estas naciones económicamente deprimidas serían mucho peores si no dispusieran de suficiente crédito para cubrir las necesidades prestatarias básicas del sector privado. En la actualidad, las cantidades necesarias para este propósito son de proporciones manejables. El gasto en el que se incurriría si no se tomara una acción preventiva ahora sería muy superior a la provisión de las actuales necesidades financieras.

Además de la asistencia que se dará a estas naciones caribeñas, Estados Unidos establecerá con Puerto Rico y las islas Vírgenes una cooperación que fomente la actividad más destacada de esa región. Uno de los más importantes temas que se consideraron fue el efecto potencial que tendría en los ingresos de dichos países una reducción en los aranceles que gravan su ron. Propusimos que todos los ingresos provenientes de aranceles sobre importaciones de ron fueran reembolsados a Puerto Rico y a las islas Vírgenes. De importancia similar para estos países será la concesión de beneficios fiscales que eliminarán cualquier viso de discriminación fiscal. Las otras medidas propuestas fueron la inclusión de los productos de dichos países en el convenio comercial relativo al origen de mercancías, lo que tendría que redundar en ventajas comerciales igualmente favorables para nuestros territorios y sus vecinos de la cuenca.

Las últimas discusiones de la ICC han girado en torno a si cada país debe cumplir, y en qué medida, las normas legales según las cuales el presidente determina qué países pueden optar al programa ICC.

Algunas normas, tales como las relacionadas con las reclamaciones de ciudadanos norteamericanos por expropiaciones o nacionalizaciones de propiedad norteamericana en esos países, son de cumplimiento obligatorio. Otras se refieren al cumplimiento por parte de cada uno de estos países de la legislación ratificada que rige el comercio internacional de bienes y servicios. Dado que un objetivo fundamental de la ICC es alentar la modificación de normas o prácticas que no fomentan las relaciones comerciales en estos países, para llegar a una decisión el presidente también toma en consideración hasta qué punto dichos Estados han tomado sus propias medidas en este sentido.

Lo que estamos intentando hacer, en última instancia, es ayudar a los pueblos de la cuenca a que se construyan una mejor vida, no sólo en lo relativo a la economía, sino también en lo referente a todas las necesidades y aspiraciones humanas. La historia, y particularmente la historia del hemisferio, ha demostrado que una sociedad pluralista, de instituciones firmes y libres, es la mejor vía para lograr ese objetivo. Al administrar este programa económico pretendemos atender en particular este aspecto institucional: el otorgamiento de la condición de país beneficiario depende, entre otras cosas, de la medida en que los trabajadores de cada país disfruten de condiciones laborales aceptables y del derecho a la libre asociación Y. a la negociación colectiva. A fin de lograr estas metas, proponemos un aumento de dos millones de dólares en nuestras ayudas al extranjero para el desarrollo de movimientos sindicales libres, a través del Instituto Americano para el Desarrollo de Sindicatos Libres, en la región de América Latina.

La iniciativa de la cuenca del Caribe es un compromiso mutuo que sirve para reducir los impedimentos que pesan sobre el crecimiento económico a través de la colaboración de la región y del hemisferio. A la larga, será la capacidad que tengan estos países por hacer algo por sí mismos lo que determine finalmente si las puertas a la oportunidad económica se abrirán para ellos en la próxima década. Las naciones de la cuenca deben demostrar un deseo de encaminar su economía hacia la iniciativa empresarial, ya sea a través de nuevas inversiones internas o por medio de la reforma de las costumbres que entorpecen el comercio existente. Si el dinamismo y espíritu del sector privado son empleados correctamente, tengo confianza en que nuestro programa permitirá la esperada revitalización económica. La recuperación es una meta que perseguimos juntos; si se consigue, se establecerá la base para una paz y una prosperidad duraderas en toda la región.

William E. Brock es secretario de Comercio de Estados Unidos.

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