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Reportaje:

Yehudi Menuhin

Llega mañana a España y será objeto de un homenaje en Sevilla

Soledad Gallego-Díaz

Yehudi Menuhin, uno de los violinistas más famosos del mundo, llega mañana a Madrid procedente de Londres y será objeto de un homenaje la semana próxima en Sevilla. El mundo de la música alaba su interés por la formación de jóvenes virtuosos y su actitud solidaria con los oprimidos, sean disidentes soviéticos o negros surafricanos. "Menuhin es probablemente la personalidad más querida en la historia de los intérpretes musicales", afirma el profesor británico George Steiner.

El interés de Yehudi Menuhin por la juventud -es presidente de la Asociación Live Music Now, fundador de un colegio para niños con dotes musicales y patrocinador de un concurso para jóvenes virtuosos- es consecuencia, tal vez, de su extraña infancia. Menuhin, hijo de judíos soviéticos emigrados a Norteamérica, nació en Nueva York y empezó a recibir lecciones de violín a los cinco años. A los 11 interpretó en el Carnegie Hall un concierto que provocó el siguiente comentario de The New York Times: "Este niño ha demostrado su derecho a sentarse entre los grandes intérpretes musicales vivos". Su educación estuvo dirigida a desarrollar sus evidentes dotes. Superprotegido por sus padres, Menuhin confiesa que no cruzó una calle solo hasta que tenía 18 años y que no pudo leer las críticas de los periódicos hasta que tuvo 20. La segunda guerra mundial ayudó a independizarle: Menuhin ofreció conciertos en hospitales, cuarteles, teatros y locales de medio mundo. Aún así, su mujer -una bailarina clásica que fue también niña prodigio- afirma que cuando le conoció, en 1945, y le sugirió ir al cine a ver una película de Greta Garbo, él preguntó: "¿Quién es Garbo?".Han pasado los años y Yehudi Menuhin ha desarrollado un voraz interés por todo cuanto le rodea, sin perder por ello su férrea disciplina musical. Esté donde esté -en su casa, en hoteles o de vacaciones-, practica todos los días dos horas con su violín. Aunque cumplirá el 22 de este mes de abril 68 años, sigue dedicando nueve meses al año a giras musicales. "Se cree muy inteligente porque renuncia a 100 conciertos, pero, bendito sea Dios, no se da cuenta que ha aceptado 150", se quejaba recientemente su mujer.

Cuando no tiene giras, Menuhin vigila la marcha del Live Music Now, una organización que promueve conciertos de jóvenes músicos, no sólo en teatros, sino también en hospitales, prisiones o colegios, o del Yehudi Menuhin School, un colegio privado fundado en el Reino Unido por el propio violinista y en el que, aproximadamente, 50 niños y niñas dotados para la música reciben una educación especial, que les permite dedicarse intensamente al aprendizaje de un instrumento, sin descuidar otras materias, incluido el yoga.

El interés de Menuhin por la cultura india, que, según él mismo, le ha influido grandemente, se remonta a 1952, cuando viajó a dicho país con objeto de lograr fondos con destino a la Asociación para la Lucha contra el Hambre. Menuhin trabó amistad con el fisico nuclear Homi Babha, que falleció en los años sesenta en un accidente aéreo. Y en 1969, el violinista se ofreció a dar el concierto inaugural del auditorio que lleva el nombre de su amigo en Bombay.

Yehudi Menuhin, afirman sus amigos, ha trabajado incesantemente para lograr una aproximación entre la cultura europea Y la india a través de la música. Siempre ha creído que la música puede ayudar a desarrollar la amistad entre los pueblos.

Tal vez por ello Menuhin desafió la ira de los judíos cuando aceptó, recién finalizada la segunda guerra mundial, tocar en Alemania. "Admiro la tolerancia y la sensibilidad", afirmaba el violinista en una reciente entrevista. "Los músicos no deben someter su personalidad en beneficio de un virtuosismo técnico, sino desarrollarla a través de la música".

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