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La 'reconquista' comercial de Norteamerica

Las ventas española tendrán este año como máxima prioridad a Estados Unidos, donde han perdido mercado

La prioridad norteamericana ha sido fundamentada por las autoridades comerciales españolas tanto en la necesidad de reducir el déficit como en la de experimentar los nuevos instrumentos de fomento de las ventas a una nación que ofrece grandes oportunidades, para luego aplicarlos a otros países industriales. U otros, como los petroleros, no necesitados de préstamos para apoyar las compras.Entre el Mercado Común europeo y los países latinoamericanos -éstos, con un 10 %,- encajaban en los últimos años más de la mitad de las exportaciones españolas. Ahora el primero ofrece síntomas poco benignos, al tiempo que los segundos exigen financiación, y, salvo dos o tres, luego pagan tarde, o dejan de pagar. La nueva política de exportación, aunque no olvida entre sus principios a Latinoamérica, desvía la mirada, en la práctica, a los países productores de petróleo y a otros industrializados. Y se dispone a estrenar sus bases en una economía que, además de tirar del carro de la recuperación del mercado internacional, pesa una tercera parte del mismo.

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Dentro del objetivo general de disminuir el desequilibrio exterior español, EE UU no podía quedar relegada. Supera con mucho al mantenido el pasado año con los principales abastecedores de petróleo: unos 200.000 millones de pesetas Irán y 100.000 millones Arabia Saudí, país al que sigue la República Federal de Alemania. El déficit comercial con la primera potencia occidental es, además de estructural e inmenso, resistente a la competitividad ganada por la depreciación de la moneda nacional: 239.433 millones de pesetas hace tres años, 285.460 millones en 1981, otros 336.493 millones.al ejercicio siguiente y, en 1983, una cifra próxima (los datos oficiales indican que en los 11 primeros meses ya ascendió a 247.170 millones de pesetas).

Esta interrupción del crecimiento supone ya una leve mejoría. Si en 1982 las ventas sólo cubrieron el 30,2%, es probable que el último año se sitúen por encima del 40%, Como ocurrió hasta 1978, a partir del cual se apreció la peseta hasta 1980, cuando la relación cayó otra vez a niveles mínimos (24,8%). La fuerte depreciación de la peseta en los dos últimos años parece haber contribuido algo a romper el estancamiento de las ventas, coincidente hasta ahora con la estabilidad de las compras.

Rigidez de las compras

Pero ocurre que, mientras "nuestras compras se mantienen estancadas desde 1980 en torno a los 4.400 millones de dólares", las principales partidas son difícilmente sustituibles a medio plazo, según afirman fuentes oficiales españolas. Por eso la Administración comercial se daría por satisfecha si, además de aprovechar el encarecimiento del dólar para recortar algo las compras, en 1986 se hubiera consolidado una cifra anual de ventas de 2.000 millones de dólares.En los últimos años, más de un 80% de las compras españolas de maíz (nada menos que cinco millones de toneladas cada ejercicio) han procedido de Estados Unidos. España ha importado también entre 0,5 y 1,5 millones de toneladas de sorgo, la mayoría de Norteamérica. Algo similar ocurre con el medio millón de toneladas de cebada. Aunque en los últimos meses ha habido factores favorables -mejora de la cosecha nacional, disminución de las compras de maíz por su elevado coste en dólares, aumento de importaciones de cebada de origen europeo-, a medio plazo la Administración considera "cuantitativamente difícil que las importaciones desciendan por debajo de los 5,5 millones de toneladas, pese a la política de sustituir trigo por cebada".

Resulta así difícil desplazar a Estados Unidos como principal proveedor alimentario español. Una razón adicional es que la compra de cereales, debido almercado de fletes, está concentrada en muy pocas firmas, filiales de grandes multinacionales (Dreyfus, Continental, Cargill), que contratan toda la flota nacional disponible, evitando la intervención de otras empresas.

Otra fuente de dependencia procede de la soja. España ya necesita anualmente tres millones largos de toneladas, y Estados Unidos es el primer productor (60 millones, seguido de Brasil, con 14, y China, con 10). Pero en Brasil también el capital norteamericano (Cargill, Bunge, etcétera) controla siete de las ocho plantas en las que el haba de seja es molturada para extraer proteínas destinadas a piensos para la alimentación del ganado y, al mismo tiempo, aceite de soja exportable. Las compras españolas cuestan casi 100.000 millones de pesetas (el 21% de la importación agraria en 1982, mientras que los cereales citados anteriormente supusieron el 25%). Y desviarlas re sultaría en la práctica imposible: la principal alternativa sería Brasil cuyas exportadoras de soja son también filiales de compañías estadounidenses (Dreyfus, Continental, Cargill) y cuyo comercio con España es relativamente tan desfavorable como el norteameri cano.

Tras los aviones y equipos elec trónicos -entre los cuales figu ran las adquisiciones de armamento-, las compras de chatarra ocupan un lugar importante, junto a las realizadas al Reino Unido y a los países del Este; según fuentes españolas, sólo se reducirán sustancialmente con el ingreso en la CEE. A juicio de la Administración, a los demás productos de importación su propia naturaleza les hace poco flexibles a la baja dado el alto grado de tecnología incorporado (aviones, procesadorps de datos, reactores nucleares, aparatos electrónicos),o a la escasez de las materias en España (hulla coquizable, algodón, tabaco en rama, cueros y pieles, etcétera).

Pérdida de cuota de mercado

En este contexto, España ha perdido cuota de mercado en Estados Unidos desde 1971, donde los sondeos, sin embargo, aventuran grandes posibilidades para los productos nacionales, derivadas de la existencia de unos 20 millones de habitantes hispanos. Del 1,1% ha pasado al 0,6% de las compras norteamericanas a todo el mundo. La pérdida fue contihuada hasta 1980, porque la ventaja comparativa de los productos españoles -su precio, consecuencia del bajo nivel de salarios y de la alta relación del trabajo sobre el capital- quedó absorbida por el alza de los salarios y la apreciación (o sobrevaloración) de la peseta en reiterados períodos desde 1973 a 1980. Durante los 10 últimos años, las exportaciones españolas dirigidas a EE UU han bajado, sobre el conjunto de las ventas españolas, del 16,3% al 6,4%.La aparición de nuevos países industrializados que ganaron dichas ventajas a España, la carencia de productos de mayor tecnología y la cotización de la peseta -sólo favorable en los tres últimos años, o con anteriores devaluaciones- han provocado sustituciones de cuota que la.Administración considera muy dificil recuperar. "Nuestros productos", señala un informe oficial, "han sido desplazados por los de países con costes más bajos y ganancias sustanciales en cuanto a calidad y diseño, sin que, por otra parte, podamos competir con países de tecnología avanzada (Japón, Reino Unido, Italia, Francia). En otros productos competitivos -aceros especiales, tubos de acero, etcétera-, nuestros exportadores se ven castigados con derechos antidumping y cuotas en cuanto consiguen incrementos significativos".

Los aumentos en pesetas conseguidos en los áltimos años se deben a diferencias de cambio. Por productos, el calzado -durante mucho tiempo la venta más importante (hoy, unos 25.000 millones de pesetas)- cayó en 1980 un 36%. No ha conseguido recuperar en unidades el nivel anterior, sobre todo porque los importadores norteamericanos querian zapatos copiados de los italianos a mejor precio, y dejaron de interesarse cuando subieron más, sin que los españoles supieran adaptarse en moda ni superar la mala imagen creada en cuanto a plazos y recla maciones. Las aceitunas de mesa (la mitad de la exportación total va allí) sólo superan las 40.000 toneladas cuando hay mala cosecha en California. Los productores side rúrgicos encajaban más de medio millón de toneladas, pero desde 1982 sufren constantes trabas pro tecúionistas. Los vinos padecen una caída crónica desde 1974, sal vo casos espectaculares en caldos de cava, sangría y algún rioja. Las únicas excepciones a dichas ten dencias radican en las conservas y las máquinas herramientas.

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