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Entrevista:

El comandante Barranco cree que Barajas es un aeropuerto seguro, aunque sus defectos se acentúan en situaciones límite

Carlos López Barranco, de 43 años, es el comandante de Iberia superviviente. del desatre aéreo que en el aeropuerto de Barajas se cobró 93 vidas humanas el pasado 7 de diciembre, cuando chocaron el avión que pilotaba, un Boeing 727, y un DC-9 de Aviaco . Todos dicen que su conducta permitió salir con vida a 42 personas. En su día fue el comandante más joven de España. Hoy tiene 16.000 horas de vuelo. Con la discreción y el encanto de las buenas personas, de su carácter destaca un aplomo silencioso y manso, una sed enorme de tranquilidad. Sólo le asusta que los demás teman. Es un aviador,

Pregunta. ¿Qué sucedió?

Respuesta. Todo se desarrollaba de modo absolutamente normal. íbamos a despegar muy poco después, pero el avión estaba sobre el suelo todavía. Mientras el copiloto cantaba los datos que veía en los instrumentos, yo miraba hacia afuera de la cabina. Estábamos a punto de alcanzar la velocidad de decisión para comenzar el despegue. Un segundo después aparté mi mirada de allí para concentrarme en mis mandos. Pero ví fulgurar las luces del morro de otro avión enfrente de nosotros. Fueron dos segundos, no más. Instintivamente, dí una patada al timón de dirección e hice virar mi avión hacia la derecha. Sobrevino el impacto. Fue de una gran violencia. Si no llegamos a ir fuertemente atados con nuestros cinturones, el, golpazo nos habría aplastado contra el fuselaje.

P. ¿Qué es lo que ocurrió a continuación?

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R. El plano (ala) del DC-9 pasó bajo nuestros pies. El avión se rasgó detrás de la cabina, en la zona correspondiente a la primera clase. La cabina quedó segada del resto del aparato. A través, de la puerta de pasaje vimos abierto un boquete hacia afuera y dentro del avión se veían grandes llamas y un humo denso muy peligroso, por su toxicidad. Yo temía que ardieran los depósitos de combustible situados a la derecha del avión, donde estábamos, ya que los de la izquierda estaban en llamas. A voces ordené la evacuación. Una vez que los tripulantes técnicos conseguimos salir de la cabina, todos los técnicos desde afuera del aparato y la tripulación auxiliar desde dentro, realizamos la evacuación. Desde el impacto hasta que todos estuvimos fuera no transcurrieron más que dos minutos. Aquel que hubiera permanecido dentro después, con certeza habría muerto. Algunos supervivientes se desplomaron al inhalar los gases. Las explosiones eran continuas.

P. Fue entonces cuando usted salvó a una mujer...

R. Se desplomó ante el boquete de salida. Tiré de ella y la saqué de allí, donde corría peligro, aunque yo creo que estaba ya fuera del avión. Temí haberle arrancado un brazo.

P. ¿Cree que la azafata Santos Gómez Acebo pudo morir heroicamente mientras ayudaba a salir algún pasajero?

R. Desde luego es posible que así fuera.

P. ¿Qué sucede en el interior del cerebro humano cuando vive momentos como el que usted vivió con el accidente?

R. Puedo decirle que en mí lo que se impuso fue cumplir con mi deber apremiante de hacer evacuar el avión que ardía por todas partes y podía explotar en cualquier movimiento. No pensé que nos pudiéramos matar. Los pilotos estamos preparados, hemos recibido la formación adecuada para sobrevivir y hacer sobrevivir a los que viajan con nosotros.

P. ¿Es adecuado el balizamiento instalado en el aeropuerto de Barajas?

R. No voy a responderle directamente. Debo decir que en Barajas no ha ocurrido ninguna catástrofe aérea en 25 años. Pero sí hay que decir que las técnicas aeronaúticas evolucionan tan velozmente, tan continuamente, que no hay más remedio que ir por delante de los acontecimientos. En condiciones normales de operación, Barajas es un aeropuerto seguro. Pero estas pequeñas deficiencias, de luces y de señalización no llegan a resultar peligrosas del todo hasta que se llega a una situación límite como la que sufrimos.

P. Si usted fuera pasajero, ¿subiría a un avión en Barajas en las condiciones en las que se hallaba el aeropuerto ese día?

R. Naturalmente, con toda seguridad.

P. Los pilotos, ¿pueden negarse a despegar, en circunstancias determinadas?

R. Si el aeropuerto estaba abierto al tráfico, como era el caso, la compañía aérea puede exigir responsabilidades a su piloto.

P. ¿Qué alternativa hay entonces a lo ocurrido?

R. Las razones de lo que sucedió las darán los jueces investigadores. Como comentario mío personal debo apuntar que la niebla nunca es uniforme. La información sobre la visibilidad del aeropuerto se mide en una zona cercana a la cabecera de la pista. Al no ser homogénea la espesura de la niebla, puede darse el caso de otra zona del aeropuerto donde la niebla sea sustancialmente diferente.

P. ¿Volverá a volar?

R. Claro; en seguida.

'No pensé que nos pudiéramos matar''La niebla nunca es uniforme'

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