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La cabeza y el corazón de Juan Antonio Samaranch

La cabeza de Juan Antonio Samaranch se pasa el día golpeando a su corazón. La cabeza está en Lausana y el corazón en Barcelona. Así es difícil estar tranquilo. El presidente del Comité Cilímpico Internacional manifiesta, una y otra vez, que él debe ser neutral y que los Juegos Olímpicos de 1992, tanto los de invierno como los de verano, se desarrollarán en las ciudades que ofrezcan mejores condiciones a juicio de los 85 miembros del Comité Olímpico Internacional. Pero los compañeros y amigos de Samaranch saben que el presidente quisiera ver ganar a una candidatura española.El pasado 24 de octubre, en una conferencia que ofreció en el Círculo de Economía de Barcelona, el presidente del COI se despidió de su auditorio con unas palabras que lo dicen todo. "Sé que estoy en la recta final de mi vida activa. Estoy muy satisfecho de mi trabajo y procuraré dejar, detrás de mí, un movimiento olímpico más fuerte que pueda entrar sólidamente en el siglo XXI. Si alguien me preguntara cuál es el gran deseo de mi larguísima carrera deportiva, respondería que izar la bandera olímpica en una ciudad que todos los que estamos aquí tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón".

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