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Morán se entrevistará el sábado con personalidades gibraltareñas

El ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, mantendrá el sábado una reunión con 30 gibraltareños, políticos y profesionales, en San Roque (Cádiz), en un intento de abrir un diálogo que convenza a los responsables de la colonia británica del deseo del Gobierno español de tener en cuenta sus intereses dentro de las negociaciones bilaterales que sobre el futuro de la Roca se reanudarán a partir de septiembre. Mientras, el gobierno británico ha decidido mantener abiertos los astilleros militares gibraltareños, tras una visita realizada a Londres por el primer ministro de la colonia, Joshua Hassan.Morán se desplazará a San Roque para pronunciar una conferencia en los cursos de verano de la universidad gaditana sobre temas literarios, pero aprovechará su jornada en el campo de Gibraltar para mantener los primeros contactos con los gibraltareños desde que llegó al ministerio.

El ministro anunció la semana pasada en rueda de prensa que está trabajando sobre una nueva propuesta que espera saque a las negociaciones bilaterales con Londres sobre el Acuerdo de Lisboa del punto muerto en que se encuentran debido a la interpretación unilateral británica a su texto, en el sentido de exigir que España levante todas las restricciones de trafico terrestre y de comercio con el Peñón.

Morán se entrevistará con su colega británico, el nuevo secretario del Foreign Office, Sir Geoffrey Howe, en septiembre en Madrid, cuando este acuda a la clausura de la Conferencia de Seguridad, los días 7,8 y 9.

Mantener los astilleros

Por otra parte, el Gobierno británico ha aceptado mantener abiertos los astilleros militares de Gibraltar un año más de lo previsto, hasta el 31 de diciembre de 1984. A partir de esa fecha, los astilleros se convertirán en una empresa comercial bajo el nombre de Compañía de Gibraltar para la Reparación de Buques. Londres proporcionará una ayuda de 28 millones de libras esterlinas (unos 5.600 millones de pesetas) para la reconversión de las instalaciones, y se comprometerá a sufragar las pérdidas durante los dos primeros años. El Ministerio de Defensa asegurará también a la nueva empresa trabajos de reparación de buques auxiliares de la Royal Navy durante tres años, informa desde Londres nuestra corresponsal, Soledad Gallego-Díaz.El acuerdo fue hecho público ayer en Londres, tras una serie de negociaciones entre el Gobierno conservador de Margaret Thatcher y el primer ministro de la colonia, Joshua Hassan. Los planes iniciales marcaban la fecha de cierre de los astilleros militares para el 31 de diciembre de este año, pero Hassan ha logrado una pequeña moratoria aduciendo las desastrosas consecuencias económicas que tiene esta medida para el peñón. Los astilleros militares dan trabajo, directa o indirectamente, a un porcentaje significativo de la población laboral gibraltareña, que depende en gran medida de empleos oficiales o dependientes del Ministerio de Defensa, y los sindicatos locales habían amenazado ya con medidas de protesta si el cierre se llevaba a cabo en las fechas previstas.

El primer ministro gibraltareño ha hecho pesar en la negociación el mal momento que atraviesan las relaciones del Reino Unido con España. Si la declaración de Lisboa hubiera sido puesta en marcha, la colonia británica hubiera podido beneficiarse de la apertura de la verja, pero en la situación actual (apertura solo para peatones, con fines humanitarios), el Peñón no ha logrado zafarse de un cerco que impide su desarrollo como centro turístico o zona de compras de los turistas que veranean en la Costa del Sol. En estas circunstancias, el cierre de los astilleros militares supone un duro golpe, según manifestó el primer ministro gibraltareño en una de sus recientes visitas a Londres. Hassan expuso su postura a Margaret Thatcher, pero aunque ha obtenido la moratoria de un año, no ha logrado ver aumentada la cifra de 28 millones de libras esterlinas destinadas a la reconversión. Las autoridades gibraltareñas afirman que la industria de construcción y reparación de buques se encuentra en crisis en todo el mundo, y que los astilleros del Peñón se verán obligados a competir con los astilleros británicos y con los españoles.

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El gobierno británico mantuvo que el cierre de los astilleros del Peñón como centro militar era obligado cuando se están cerrando también astilleros similares en Gran Bretaña y cuando la industria privada reclama ayudas estatales. El anuncio del acuerdo coincide con el informe de la Asociación Británica de Astilleros, según el cual las pérdidas en 1982-83 se cifran en 117,4 millones de libras esterlinas (unos 24.000 millones de pesetas), frente a los 19,7 millones de libras en el 81-82.

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