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El Reino Unido se opone a las limitaciones de EE UU a las exportaciones europeas de acero

Soledad Gallego-Díaz

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, ha acogido con irritación la noticia de que Estados Unidos reinicia la guerra del acero con Europa e impone restricciones a las importaciones procedentes de los países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE).Thatcher, que es el mejor aliado de Ronald Reagan en Europa occidental, intervino ante la Cámara de los Comunes para calificar el anuncio de "deplorable". "Es lamentable que Estados Unidos adopte esta decisión, poco tiempo después de la cumbre de Williamsburg en la que todos estuvimos de acuerdo en la necesidad de reducir el proteccionismo, en lugar de incrementarlo".

La primera ministra británica acudió, el pasado mes de junio, a la cumbre de países industrializados en plena campaña electoral y la presentó a su regreso como "un éxito", pese las protestas de la oposición, que afirmaba que Estados Unidos no había dado su brazo a torcer en ninguno de los puntos importantes para la economía europea.

Thatcher afirmó que el Reino Unido defenderá en la CEE el derecho de los países europeos a adoptar medidas de contrarréplica que compensen la pérdida de oportunidades comerciales que implica la decisión norteamericana. Recogía, así la reiterada amenaza de la CEE de plantear ante el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) otras práticas comerciales norteamericanas, que, según los expertos europeos, suponen también subvenciones encubiertas para sectores en crisis.

La guerra del acero enturbié ya las relaciones entre Estados Unidos y Europa en 1982. Washington estima que los productores europeos venden su acero a un precio inferior a su auténtico coste porque reciben subvenciones encubiertas de sus respectivos Gobiernos. Los europeos afirman que las subvenciones, controladas por la Comisión de la CEE, están destinadas a la reestructuración del sector.

La primera batalla

La primera batalla se saldé a fines del año pasado, con un acuerdo negociado en Washington por la Comisión Europea, pero recientemente el secretario de Estado de Comercio de EE UU, William Block, anunció su intención de introducir cuotas y aumentar el precio de las tarifas aduaneras que pagan las exportaciones siderúrgicas europeas.

Aunque el volumen total de las exportaciones de acero de los diez al mercado norteamericano no llegue siguiera a la mitad de la cantidad global importada por Estados Unidos, cualquier nueva restricción en este mercado tendrá consecuencias graves para la siderurgia europea, que atraviesa una grave crisis en todos los países miembros de la CEE y, muy especialmente, en el Reino Unido.

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