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Felipe González aegura que la pertenencia de España a la OTAN, en nada subordina su política exterior

El presidente del Gobierno español, Felipe González, aseguró ayer que no puede haber socialismo sin democracia, que es en el Este donde la distancia entre las proclamaciones formales y el amparo real de los derechos y libertades de los ciudadanos es mayor y que la pertenencia de España a la Alianza Atlántica en nada subordina su política exterior al imperialismo. En relación con Centroamérica, señaló que el liderazgo positivo de Estados Unidos implicaría el apoyo a las gestiones de Contadora, se declaró en favor de la negociación Managua-Washington y estimó que a medio plazo habrá que resolver la situación de Cuba, cuyo aislamiento no ha ofrecido los resultados que algunos proyectaron.

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Estas manifestaciones se produjeron en el curso de una conferencia de prensa, que resultó ser la de mayor brillantez dialéctica de toda la gira latinoamericana, que ayer concluyó. Los periodistas comentaban que el presidente González cuaja faenas mucho más logradas cuando las preguntas derrotan por la izquierda. Los informadores congregados en la capital azteca ofrecían un abanico de posiciones muy variado, donde era perceptible la participación de un sector comprometido con la izquierda. Felipe González se acopló muy bien a esa lidia, supo cambiar los terrenos y citó a sus interlocutores a la distancia exacta. La tarde tuvo un buen presagio, porque el presidente español hizo el paseíllo algo enrabietado por dentro, tras la lectura de ciertas interpretaciones periodísticas que buscaban presentar su viaje como un ejercicio de entremetimiento, como un balón de oxígeno brindado a Estados Unidos o, incluso, como una misión al servicio de los intereses del Este.Felipe González arrancó un insólito y cerrado aplauso de los periodistas cuando respondió a la acusación implícita en una pregunta donde se pretendía alinearle burdamente con Estados Unidos. Entonces, el presidente del Gobierno dijo que las mismas palabras que a él se le reprochaban como "balón de oxígeno prestado a Washington", en boca de Fidel Castro habrían sido consideradas revolucionarias. Y concluyó asumiendo sus anteriores pronunciamientos sobre la realidad innegable del liderazgo norteamericano y subrayando la necesidad de que tuviera una proyección positiva, como la tuvo en Europa contra el nazismo, que en el caso de Centroamérica se traduciría a su entender en el apoyo a la misión de paz emprendida por el grupo de Contadora.

El presidente español insistió en que los problemas centroamericanos deben encontrar soluciones y respuestas dentro de ese mismo marco y bajo un protagonismo que corresponde necesariamente a los países del área, sin que quepa desde fuera, como es el caso de España, nada más que un apoyo comprensivo.

Las manifestaciones de Felipe González sobre la imposibilidad de que hubiera socialismo sin democracia barrieron del ambiente las objeciones del progresismo al uso, que partían de considerar la democracia, primero, como un lujo y, finalmente, como un obstáculo al socialismo.

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Más allá de la pregunta que le había sido planteada, Felipe González precisó que las democracias más formales, en el sentido peyorativo que algunos dan al término, son las del Este, porque es en ellas donde la distancia entre las proclamaciones constitucionales, siempre llenas de reconocimientos de derechos y libertades, y las posibilidades reales para su ejercicio práctico por cada una de las personas, es mayor.En otro momento de la conferencia de prensa, el presidente del Gobierno rechazó con énfasis que la pertenencia de España a la Alianza Atlántica introduzca sometimiento alguno de su política exterior a los intereses imperialistas que le citaba un informador. Mencionó la postura del Partido Comunista italiano favorable a la permanencia de Italia en la OTAN y argumentó también con la actitud del mismo signo mantenida por los socialistas franceses. El término imperialismo es uno de esos que se acuñan y reparten como sellos de correos, dijo González. Añadió que habían sido precisamente sus amigos socialistas europeos los que habían manifestado de modo insistente no entender las razones por las que el PSOE era contrario a la permanencia en la OTAN. Por último, resaltó la decisión de España de no aceptar sobre su territorio armas nucleares, y se interrogó por qué entonces desde el otro bloque hay misiles nucleares apuntando a instalaciones españolas.

Un malentendido lamentable impidió el sábado que doña Amalia Solórzano, viuda del ex presidente mexicano Lázaro Cárdenas, acudiera, como era su deseo, a la residencia del embajador de España para hacer entrega al presidente del Gobierno de la maqueta del monumento obra de Julián Martínez que será emplazado en Madrid para perpetuar el reconocimiento a la actitud de acogida a los españoles tras la guerra civil. Precisamente una alusión a Lázaro Cárdenas de Felipe González en la cena ofrecida por el presidente Miguel de la Madrid mereció los aplausos de los asistentes.

El único discurso oficial pronunciado por el jefe del Gobierno español en México giró en torno a la cuestión centroamericana y a los especiales vínculos existentes entre los dos países. No se puede resolver la crisis el América Central sin un escrupuloso respeto de los derechos humanos, cuyo menosprecio "e fuente de legítima revuelta", o con remedios que nieguen la democracia, hagan abstracción el la injusticia- social o no incorporen a todas las fuerzas representativas, dijo el presidente español Felipe González.

En idénticos términos se había expresado poco antes el presidente de México, lo que llevó al jefe del Gobierno español a señalar que "nos movemos en terrenos comunes en la apreciación de los problemas políticos del mundo". Esto se traduce en el mantenirniento de posiciones "prácticamente idénticas" respecto al conflicto centroamericanao. Aludió también a las coincidencias existentes entre sus respectivos programas de gobierno, basados en larenovación moral, la profundzación de la democracia y la determinación de que el Estado funcione para la sociedad.

La identidad de propósitos en el ámbito internacional y aun en sus respectivas políticas domésticas ha sentado las bases de un más sólido reencuentro entre México y España, que debe servir en el futuro -y en esto coincidieron nuevamente ambos políticos- para un relanzamiento de las relaciones bilaterales, bastante dañadas en lo comercial por la crisis financiera que padece México.

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