Benet y la publicidad
Creo que las agencias de publicidad, y más concretamente los redactores o escritores publicitarios, deberíamos reflexionar sobre el artículo de Juan Benet publicado en la sección de Opinión de EL PAIS (3 de mayo), para, a título individual o colectivo, ver de hacer más transparente nuestra función y, en lo posible, sacudimos de encima la tremebunda película que plumas respetables como la suya nos adjudican con frecuencia y ahínco dignos de mejor causa.Sin duda es la nuestra una profesión polémica, como polémica es la organización económica y social de la que somos producto y a la vez, según dicen, punta de lanza. Y no está en mi ánimo quitarle a la publicidad responsabilidades ni negarle críticos, el mejor antídoto que conozco contra el conformismo, la rutina y, pronto o tarde, el diktat.
Pero un poco más de conocimiento de lo que hacemos, por, para qué y cómo, situaría las cosas en términos menos fantásticos e impediría a la vez ese regreso a las cavernas que Benet propone hacia el final de su artículo, defendiendo lo indefendible: la exquisita nostalgie de la boue, el miserabilismo en comunicación comercial, envuelto en impotencia.
( ... ) Y ya que Benet se muestra dispuesto a votar, sin ir más lejos, al primero que le haga una invitación directa y personal desde un humilde pasquín, con la única condición de que sea de ínfima calidad, cosa que sólo puedo entender como licencia poética, me acojo por extensión a su singular sensibilidad hacia el tú a tú, para invitarle cordialmente -a visitar nuestra agencia de publicidad -como un ejemplo de tantos- y a conocer desde dentro a unos cuantos profesionales en absoluto excepcionales, pero, eso sí, radicalmente diferentes a su retrato. Felices huérfanos de la megalomanía que nos atribuye ( ... ). /
Director creativo de JWT.