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El ritmo y el viento

El viento volvió a jugar una baza importante en la Vuelta. Ya no cabe duda de su protagonismo frente a la montaña. Los españoles apenas saben andar con este elemento y si es a favor, como ayer, favoreciendo las altas velocidades, ni siquiera es un problema de cortes o abanicos, como cuando sopla de lado. Es una cuestión de ritmo, estilo Giro, Tour o carreras europeas, a las que pocos corredores nacionales están acostumbrados. El descuidado en esta ocasión fue Gorospe. Perdió poco tiempo, pero sí el suficiente para dejar el liderato a Alberto Fernández, cuarto hombre aspirante al triunfo final, más listo ayer, como Lejarreta. El tradicional maillot amarillo ha pasado ya por el póker de ases, con Kuiper de eterno candidato La carrera es un auténtico torbellino de interés.Los tres mejores españoles han sufrido ya los rigores de los cortes y los abanicos. En Cuenca, Fernández perdió 45 segundos. En Soria, anteayer, Lejarreta, más de dos minutos. Los extranjeros no dejan pasar en los llanos cualquier oportunidad de rebañar segundos a los españoles. Así se ganan también las grandes rondas por eta pas. Se suele definir en una joma da clave, pero la colocación para llegar a ella viene de pequeñas dosis. Hinault, rabioso desde Panticosa, viene arañando tiempo y acercándose a la cabeza. Ya está a menos de dos minutos de los dos rivales que le preceden. A 1.56 de Alberto y a 1.48 de Gorospe. Al primero le restó cuatro segundos y al segundo, 14.

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Hoy habrá otro teórico paseo hasta Burgos. Serán 147 kilórnetros, con perfil en subida hasta el fácil alto de la Pedraja, de tercera categoría, a sólo 28 kilómetros de la meta. El descenso será continuo después y como la etapa es muy corta el peligro vuelve a ser tremendo, salvo que el temible viento sople de cara. Los posibles cortes serían entonces en pelotones más numerosos y los mejores españoles podrían tener más oportunidades de meterse en el primero.

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