Una provocación
Unos hechos lamentables, producidos en la noche del sábado, amenazan enturbiar la campaña electoral, que hasta ahora se estaba desenvolviendo con ejemplar limpieza. Más de lamentar todavía es que el grupo de provocadores, protagonista de los incidentes de las, Ramblas, aprovechara la festividad de Sant Jordi para cometer sus fechoría!, cuando la celebración de la jornada había transcurrido dentro de un clima de admirable convivencia, desde la recepción en el Palau de la Generalitat y actos culturales hasta la espontánea y multítudinaria concurrencia de barceloneses a librerías y tradicionales puestos levantados en la vía pública.Es de esperar que los hechos se aclaren en su exacta dimensión -quema de una bandera y de una caseta de propaganda socialista
y se detecte la verdadera identidad de los autores de estos desmanes, que según el alcalde -y los primeros indicios parecen confirmarlose trata de profesionales de la violencia que, por la naturaleza misma del suceso, a ningún partido en liza pueden favorecer. La condena unartime de esos partidos reafirma la voluntad, hasta ahora nunca desmentida, que existe en Cataluña de defender nuestra libertad en paz y de dirimir nuestras diferencias de una manera cívica, dentro del mutuo respeto, tal como ha venido haciéndose desde la normalización democrática.
Las detenciones que anuncia el Gobierno Civil de Barcelona podrán, sin duda, darnos alguna pista. De momento, lo aconsejable es no dramatizar en exceso, no caer en la trampa de las provocaciones y tratar de enmendar los errores de unas y otras partes que pudieran haber facilitado la tarea de quienes tratan de sembrar la discordia.
, 25 de abril
