Barcelona, capital del atraco bancario
En esta ciudad se cometieron la mitad de los asaltos a entidades financieras españolas durante 1982
"¡Todo el mundo quieto. Esto es un atraco!". Este grito pudieron escucharlo los empleados de las 2.153 oficinas bancarias visitadas por los atracadores en 1982, quienes consiguieron un botín medio en cada actuación de más de 800.000 pesetas. Este año, en el caso de mantenerse la actual proporción, las cifras serán todavía más espeluznantes.EL PAIS ha tenido acceso a una importante documentación filmada que demuestra que los delincuentes casi siempre utilizan el mismo procedimiento para cometer sus atracos. Intimidan con armas de fuego -no siempre auténticas- a trabajadores y clientes y se apoderan únicamente del dinero existente en los cajones de pagos, cantidad que muy pocas veces sobrepasa el millón de pesetas. Después, abandonan la oficina bancaria y se entremezclan con los transeúntes. Sólo en contadas ocasiones la policía llega a tiempo para detenerles.
La violación de las cajas fuertes es tarea reservada para los profesionales y suele realizarse durante la noche, como ocurrió recientemente en el Banco de Andalucía, de Marbella. Este tipo de delitos es más infrecuente debido a las ¡inPortantes medidas de seguridad introducidas por las entidades de crédito.
1.500 millones de pérdidas
El problema de los atracos, que originan pérdidas anuales superiores a los 1.500 millones de pesetas, ha obligado a los últimos gobiernos a aprobar reales decretos para que se adopten las más modernas normas de seguridad. El gabinete socialista, a través del ministro Barrionuevo, ya ha anunciado la confección de una nueva reglamentación.En la actualidad, las entidades de crédito deben dotar a sus oficinas de las medidas de seguridad contempladas en los reales decretos números 2113/1977 y 1084/1978, que consisten en instalar dispositivos de alarma conectados con centros policíales, cámaras de televisión y acristalamientos especiales.
También se obliga a los bancos y cajas de ahorro a utilizar cámaras acorazadas para custodiar los fondos y a protegerse de los atracadores mediante sofisticados aparatos electrónicos.
El Real Decreto 1084 prevé la creación de una comisión mixta con carácter permanente, compuesta por representantes del Ministerio del Interior y de las entidades de crédito, para la actualización y el estudio de los sistemas de seguridad. Las medidas adoptadas, sin embargo, no contentan a los banqueros ni a la policía, quienes no logran terminar con la grave problemática del sector.
Para Manuel de la Pascua Salguero, director de seguridad del grupo Banco de Bilbao, que tiene su sede central en Madrid, la actual normativa "es incompleta y necesita de una sensible modificación, porque a pesar de que en este campo España está a un nivel muy superior al resto de países europeos, seguimos en el primer puesto del ranking continental en cuanto a número de atracos".
Y añade: "Los decretos por los que nos regimos en unos puntos son excesivos y en otros, insuficientes. Se generaliza demasiado y ello provoca desequilibrios. Para algunas zonas de nuestro país las medidas son muy severas y, sin embargo, para otras como Barcelona resultan insuficientes".
"También", señala Manuel de la Pascua, "hay que adecuar el Código Penal que, a mi juicio, es demasiado suave, y se debe incrementar la vigilancia policial. Todas estas medidas y aquéllas que los bancos tomamos por nuestra cuenta harían descender, sin duda, el número de atracos que padecemos".
El papel de Telefónica
"La Compañía Telefónica", apostilla el experto en temas de seguridad, "juega un papel importante en este campo de la prevención. Esta empresa pública debe dotarnos de líneas rápidas para conectar nuestras alarmas con la! comisarías de policía y los cuarteles de la Guardia Civil. Las fuerzas de seguridad quieren que cerremos nuestras oficinas a bal y canto cuando se produce un atraco y esto no puede ser siempre asi, porque puede ponerse en peligro la vida, de nuestros empleados. Si conseguimos todo esto, estoy seguro que lograremos reducir los atracos a su mínima expresión. Será casi imposible un asalto".En Barcelona, Madrid, Bilbao y San Sebastián las oficinas bancarias están conectadas a establecimientos policiales por el sistema llamado Tus 35, que consiste en colocar un transmisor telefónico que da una señal luminosa, sólo visible en el centro de la Policía Nacional o de la Guardia Civil. Este método de alarma, que utiliza la red automática conmutada de Telefónica, está considerado como eficaz y rápido. Pero la compañía estatal no tiene capacidad técnica para extenderlo al resto del país.
En las otras ciudades españolas la comunicación se establece por un sistema mucho menos automatizado, denominado de punto a punto o cabeza de cola, a causa de la escasez de líneas telefónicas. Este método precisa de la pulsación manual de un botón para ser activado, lo que supone un seno riesgo para los empleados de banca.
Sin embargo, el hecho de que en Cataluña se hayan registrado la mitad de los atracos cometidos en España (la mayoría en Barcelona y su entorno) y que en Madrid, que posee una menor concentración de oficinas bancarias, se haya contabilizado solamente el 13% de los mismos, hace pensar que pueden influir otras causas.
Emilio Monje, jefe de la Brigada de Atracos de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, manifestó a EL PAIS que "en nuestra ciudad nos hemos ganado con creces la medalla de oro por este tipo de delitos, debido principalmente a la insuficiente colaboración de los ciudadanos y de los empleados de banca. En Barcelona todavía existe: la persona que se da la media vuelta cuando ve un atraco y el trabajador que no acciona una alarma, porque piensa que el dinero que se llevan no es suyo".
El responsable de la Brigada de Atracos, que estuvo varios años prestando sus servicios en la capital de España, opina que "en Barcelona se cometen más atracos porque es ciudad portuaria, está cerca de la frontera y es un puente importante del camino de la droga. En Madrid, además, la colaboración ciudadana es mayor, lo que constituye el factor fundamental para evitar los atracos. Hay que tener en cuenta que las medidas de seguridad sólo evitan un 10% del riesgo".
Emilio Monje asegura que "siempre que un ciudadano nos denuncia que se está cometiendo un atraco, detenemos a sus autores. No pedimos, sin embargo, que nadie se juegue la vida, pero sí que colabore. De los ciudadanos y de los empleados de banca depende que podamos erradicar los atracos. Las medidas de seguridad juegan un papel importante, pero secundario".
El funcionario policial añade que "ningún empleado debe enfrentarse directamente con los atracadores, a no ser que tenga todas las ventajas de su parte, pero sí debe accionar veladamente los mecanismos de alarma". Y relata el caso curioso de un atracador que dejaba su escopeta encima del mostrador de un banco para conocer el grado de valentía de los trabajadores. "Si alguien se abalanzaba para cogerla", explica el policía, "sacaba una pistola cargada de su chaqueta y freía al empleado que se había apoderado de una escopeta descargada".
El jefe de atracos informa que "la mayoría de los atracadores son heroinómanos o delincuentes habituales poco profesionales. Los carteristas o mercheros se han incorporado después, al observar que la pena por atraco es menor que el robo de una vivienda y que el producto inmediato del hurto es el dinero. Influye que intervenga mayoritariamente gente enganchada el hecho de que Barcelona sea un importante puente por mar, aire y carretera de la ruta de la droga de Euroasia y Africa".
746 detenidos en un año
A pesar de todo, la policía barcelonesa detuvo en 1982 a 746 atracadores y, en lo que va de año, más de ochenta.Entre ellos se encuentra José Ramírez Munuera, un heroinóma no de veintitrés años, que después de fugarse de la prisión Modelo puso a prueba a la brigada antiatracos. El Falconetti o el Vizco, como se le conoce, sembró el pánico entre los empleados de las 1.400 oficinas bancarias del casco urbano de Barcelona, hasta que fue detenido merced a una vasta movilización policial.
Otro delincuente, Jorge Soto Lizandra, cometió con éxito decenas de atracos. Este joven, detenido hace unos días, pasará a la historia de los cacos españoles por su natu ralidad.
"Entraba en las oficinas de los bancos", relata el inspector que lo detuvo, "con una bolsa en la mano y fumando un pitillo. De pronto gritaba: 'Todo el mundo quieto. Esto es un atraco'. Saltaba el mostrador, cogía el dinero y salía con toda normalidad. A veces hasta bromeaba con los empleados del banco. Es un tipo que resultaba muchas veces simpático a sus víctimas".
Mientras el Gobierno socialista estudia la posibilidad de incre mentar las medidas de seguridad de cajas de ahorro y bancos, éstos se aprestan a invertir otros cientos de millones de pesetas en blindar sus oficinas. "Este año", aseguran, esperamos que se produzca un gran descenso en el número de atracos".
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