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Apoyo casi unánime de la conferencia nacional del PCE al informe del secretario general, Gerardo Iglesias

A las 14.15 horas de ayer, un largo aplauso de los delegados asistentes a la conferencia nacional del Partido Comunista de España rubricó la aprobación del informe presentado el día anterior por el secretario general, Gerardo Iglesias, que mereció el apoyo de 236 participantes. Sólo hubo un voto en contra, el de Juan Antonio Romero, secretario de organización de las Comisiones Obreras del Campo de Andalucía y parlamentario regional, y quince abstenciones, entre ellas la del ex diputado valenciano Emerit Bono, que no había asistido el día anterior a las sesiones y afirmó no conocer a fondo el informe.

Entre las demás abstenciones se contaron algunas provenientes de andaluces y vascos, los primeros de los cuales han tenido una destacada participación en los debates de las comisiones. Hay que señalar que la directiva del Partido Comunista de Euskadi, entre ella el secretario general, Ignacio Latierro, que participó en la postura de abstención, se considera próxima a las tesis de Santiago Carrillo, distanciadas del paso adelante o tercera vía que dice pretender para el PCE el nuevo secretario general. Ayer se mantuvo la ausencia de Santiago Carrillo, aunque ya nadie intentó explicar que el ex secretario general estaría en labores parlamentarias u otras ocupaciones. El presidente de la conferencia, Enrique Curiel, dijo que ya "tiene que ser el propio Santiago Carrillo quien dé una explicación, aunque mi opinión personal es que debería haber estado en la conferencia", tras de la que, según dijo, "comienza una nueva etapa".Carrillo podría tener hoy, coincidiendo con el día de clausura, algún gesto de acercamiento al significado de la reunión.

La sesión plenaria de ayer comenzó con las comunicaciones de los portavoces de los cinco grupos de trabajo que debatieron el informe de Gerardo Iglesias la tarde anterior. Aunque estaba previsto que intervinieran los portavoces de la mayoría y la minoría de cada grupo, sólo uno, en el que participó el secretario general del Partido Comunista de Andalucía, Felipe Alcaraz, alcanzó el preceptivo 25% de los votos para poder expresar la voz minoritaria, aunque sus propuestas fueron rechazadas. Estas proposiciones de Alcaraz, que resultaron desestimadas, estaban extraídas de las conclusiones de la conferencia de los comunistas andaluces, celebrada los pasados días 11 y 12 y consistían principalmente en un llamamiento solemne a la integración de los expulsados o apartados del PCE por discrepancias políticas o ideológicas y en dar unas fechas del próximo congreso del partido, puntos éstos que surgieron también en el seno de otras comisiones.

También levantó polémica la postura a mantener por los comunistas con respecto al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en la que hubo tesis que propugnaron "no precipitarse en calificar al PSOE de socialdemócrata" y "no combatirle sobre todo", y otras que pidieron "no ir al remolque de los socialistas" o, como dijo Adolfo Piñedo, secretario general de Madrid: "Vamos a apoyar las medidas de progreso de este Gobierno, pero de éste y de otros".

Sin fechas para el congreso

Gerardo Iglesias, primer dirigente del PCE, puntualizaría luego las dos principales preocupaciones surgidas de los debates, tras advertir que "la conferencia no puede ser un cajón de sastre donde se mete todo". Iglesias recordó que la convocatoria del congreso es competencia del comité central del partido, pero, para matizar la apelación al principio de autoridad, añadió que no lo decía "por una consideración estrecha de las competencias de los estatutos, sino porque no ha lugar aquí la improvisación de un calendario". Con anterioridad pidió que esto no se entendiera "como una forma de echar balones fuera" y prometió que las fechas del congreso se darían con anterioridad suficiente "para que el debate sea reposado".

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En cuanto al llamamiento explícito a los expulsados o apartados del Partido Comunista, solicitado por algunos sectores, el secretario general del PCE dijo que "el mejor llamamiento, la mayor solemnidad no va a lograrla un escrito o resolución, sino las conclusiones finales de esta conferencia, si éstas conectan con el sentimiento y la preocupación de quienes fueron o de quienes aún están en el partido".

No obstante, después de hablar de la necesidad de que el PCE vuelva a la sociedad e incidir en su intención de mantener una colaboración estrecha con todos los partidos comunistas, lo que supone una cierta variación en la política mantenida hasta ahora por el PCE, Iglesias hizo un llamamiento específico a los expulsados del partido.

El secretario general comunista resumió en tres negativas su postura definitiva con respecto al partido: "No a las corrientes, no a las negociaciones y no a un estilo de partido que quedaría incapacitado para hacer una política eurocomunista. Algunos han dicho", continuó, "que mi informe puede ser temerario, pero con el 3,8% de los votos y los conflictos que tenemos ¿no podemos ser audaces?. Este documento es lo menos que se podría ofrecer a una conferencia del partido en estas circunstancias. La audacia puede comportar errores, pero el mayor sería instalamos en la situación que tenemos".

"Desde la voluntad renovadora", terminó su resumen final el secretario general comunista, "desde el marxismo y para el cambio real que España necesita; desde la convicción profunda de que España necesita un partido comunista, me dirijo a quienes estuvieron para que vuelvan; a los más, que nunca han estado, para que vengan y me dirijo, sobre todo, a los trabajadores para decirles que la desilusión no tiene cabida en España, porque la alternativa sería Fraga. Quienes quieran cambiar esta sociedad, tienen en el PCE una alternativa de progreso".

La conferencia nacional del partido comunista aprobó, sin votos en contra o abstenciones expresas, un comunicado de solidaridad con las mujeres que fueron juzgadas en Bilbao por prácticas abortivas y cuya sentencia absolutoria fue recurrida por el fiscal, recurso que se verá en el Tribunal Supremo el próximo martes.

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