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Prevención entre los inversores norteamericanos

A pesar de que el pasado lunes la Reserva Federal norteamericana recortó medio punto la tasa de descuento, pasándola del 9% al 8,5%, la bolsa neoyorkina, al menos en su vertiente de valores de renta variable, fue incapaz de acuñar una reacción favorable. Los especialistas en aquel mercado señalan como causas de esta impotencia factores de dos tipos, unos coyunturales, como son el violento proceso de especulación al que se han visto sometidas una buena parte de las acciones de las compañías de informática en las últimas semanas, o las intensas realizaciones de beneficios que se han producido tras las importante mejoras del mes pasado, junto con otros de tipo estructural, o quizá mas concretamente de incertidumbre ante el futuro inmediato de la evolución de la economía norteamericana.Entre estas últimas destacan el programa de refinanciación de la deuda del Tesoro estadounidense que asciende a un monto total de 30.000 millones de dólares, el declive de un 0,4% en la producción industrial de este país, a lo largo del pasado mes de noviembre, donde solo se ha empleado un 67,8% de la capacidad total productiva lo que viene a representar el porcentaje mas bajo desde la Segunda Gran Guerra, o el déficit de la balanza de pagos, que alcanzó el tercer trimestre de 1982 la espectacular cifra de 4.230 millones de dólares, frente al superávit de 2.200 millones de dólares que esta magnitud había experimentado en el segundo trimestre del año.

Este cúmulo de razones provocó que el índice Dow-Jones que refleja la evolución de los valores industriales más representativos experimentase una pérdida de 32,73 puntos entre el martes y el jueves pasados. Algunos conocedores del mercado neoyorquino afirman que la actual situación refleja un importante nivel de liquidez en la mayor parte de los inversores institucionales, por lo que en los primeros días del próximo año se podría producir unas mejoras importantes en los precios de las acciones, aunque también reconocen que, como consecuencia de la creciente debilidad del dólar, las autoridades norteamericanas tengan que recurrir a la financiación interna para cubrir el déficit presupuestario.

En los últimos meses, y como consecuencia de la fortaleza del dólar, y de los altos tipos de interés que se practicaban en el mercado norteamericano, una buena parte de las inversiones internacionales estaban siendo reconducidas hacia los Bonos del Tesoro, con lo que la financiación de los déficits no resultaba excesivamente comprometida.

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