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La flota británica ha recibido la orden de invadir las Malvinas

El comandante en jefe de la flota expedicionaria británica en el Atlántico sur, almirante Sandy Woodward, recibió ayer de Londres la orden de iniciar las operaciones de asalto a las islas Malvinas, dándose así por concluidas las negociaciones diplomáticas que han tenido como último escenario las Naciones Unidas. La decisión de Margaret Thatcher de pasar a tina ofensiva generalizada recibió el respaldo de la mayoría de la Cámara de los Comunes, que por 296 votos a favor y 33 en contra, respaldó la política de la primera ministra conservadora.

Thatcher, que abrió el debate, afirmó textualmente que los "argentinos no quieren una solución negociada al tema de las Malvinas, quieren la soberanía sobre las islas".La ya inevitable ofensiva británica provocó la reunión en la Casa Blanca del grupo especial de situación para seguir el desarrollo de los acontecimientos en el conflicto de las Malvinas. Esta comisión, que constituye un auténtico gabinete de guerra por los miembros que la integran -el vicepresidente, los secretarios de Estado y Defensa, el director de la CIA, el consejero presidencial para Asuntos de Seguridad Nacional, entre otros-, sólo se había reunido una vez durante la presidencia de Ronald Reagan y lo fue con motivo de la declaración del estado de sitio en Polonia el pasado mes de diciembre.

La fuerza expedicionaria británica, que ha solicitado a Washington aviones nodriza KC-135 para abastecer en vuelo a los bombarderos Vulcan, aparte de haber renunciado de antemano al factor sorpresa, se enfrenta, según coinciden todos los analistas, a un doble reto: unas pesimas condiciones atmosféricas y un adversario superior en número y fuertemente atrincherado. Los corresponsales que viajan con la flota británica informaron que se descarta una invasión frontal de las islas, y apuntan por el inicio de operaciones de desgaste que permitan la creación de una cabeza de puente, desde donde proceder a la ocupación del archipiélago.

La decisión británica de dar por concluidas las negociaciones diplomáticas recibió cumplida respuesta de Buenos Aires, que responsabilizó a la intransigencia brítánica del fracaso de las negociaciones.

El Comité Militar argentino se reunió urgentemente y noticias sin confirmar indicaban que las bases aéreas argentinas se están preparando para repeler un eventual ataque aeronaval.

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