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El atentado de Barcelona coincide con las características de los perpetrados, por el GRAPO, según el Mando Contraterrorista

Los autores del atentado terrorista perpetrado anteanoche en Barcelona contra dos agentes de la Policía Nacional, con el resultado de un muerto y un herido, podrían pertenecer a los GRAPO, grupo terrorista al que se dirigen las sospechas del Mando Único para la Lucha Contraterrorista. En el mismo sentido se dirigen las investigaciones iniciadas por la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, si bien un portavoz de la misma expresó serias reservas respecto al reconocimiento fotográfico, efectuado por varios testigos que presenciaron el atentado.

El modo en que se efectuó el atentado coincide con la forma de actuar de los comandos de la citada organización terrorista, en la actualidad prácticamente disuelta tras la detención o muerte de sus principales dirigentes. Varios testigos presenciales han reconocido a través de fotografías a una de las mujeres componentes del comando terrorista como perteneciente a los GRAPO. Fuentes de la policía, sin embargo, señalaron ayer dudas sobre este reconocimiento fotográfico efectuado en momentos de gran confusión.El funeral por el policía nacional Diego García Calderon, muerto en el atentado, se desarrolló a primeras horas de la tarde de ayer en Barcelona, en un clima de crispación. Varios jóvenes ultraderechistas increparon verbalmente al ministro del Interior, Juan José Rosón, cuando se dirigía a la capilla ardiente instalada en la comandancia de la Policía Nacional de La Verneda. El ministro se desplazó a Barcelona en la mañana de ayer para presidir el acto. También asistieron al mismo el presidente de la Generalidad, Jordi Pujol; el gobernador civil de Barcelona, Jorge Fernández; el general inspector de la Policía Nacional, Félix Alcalá Galiano; el delegado del Gobierno en Cataluña, Juan Rovira Tarazona; el alcalde de Barcelona, Narcís Serra, y el presidente del Parlamento catalán, Heribert Barrera, entre otras personalidades.

El cadáver del policía Diego García Calderón fue conducido en la tarde de ayer a la localidad murciana de Calasparra, donde hoy será enterrado. Diego García, de 34 años de edad, casado y con tres hijos, era natural de Melilla y residente en Badalona (Barcelona).

Ayer continuaba en estado grave el otro policía herido en el atentado, Antonio Guirau Colón, de veinticinco años de edad, después de ser intervenido quirúrgicamente en el hospital de San Pablo de Barcelona. La herida producida por el disparo penetró, según el parte médico, por el cuello, saliendo por la zona derecha de la mandíbula. El herido ingresó en la unidad de cuidados intensivos después de ser operado, habiéndose recuperado del paro cardiaco que presentaba en el

momento de ingresar en el hospital.

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La persecución colapsó el 'metro'

El atentado terrorista, se produjo sobre las 20.30 horas de anteayer, en la confluencia de las calles de Garcilaso y Sagrera, de Barcelona, cuando dos agentes de la policía efectuaban un recorrido rutinario por el barrio de la Sagrera. Un grupo de personas, formado por dos hombres y dos mujeres jóvenes, se acercó a los dos policías, efectuando uno de los hombres varios disparos.El autor de los disparos, de unos 35 o cuarenta años, según diversas versiones, era de complexión fuerte y de una estatura aproximada de 1,78 metros. Después de caer heridos los policías, las dos mujeres y el otro hombre que integraba el grupo arrebataron a los agentes el armamento reglamentario que portaban. En el lugar del suceso fueron encontrados casquillos de 9 milímetros Parabellum y del calibre 7,65. Hasta la hora de redactar esta información, ninguna organización política se había atribuido el atentado.

A los pocos minutos de producirse los disparos se organizó un espectacular despliegue policial por los alrededores de la zona, bloqueándose todas las líneas del ferrocarril metropolitano. Varios testigos presenciales afirmaron haber visto entrar por la estación del Metro de Sagrera al grupo terrorista, por lo que fue establecido un intenso control de los numerosos viajeros que a esa hora punta frecuentaban las líneas. La gran afluencia de coches de la policía y el bloqueo del ferrocarril metropolitano ocasionaron un importante atasco en la circulación, que afectó especialmente a la avenida Meridiana y sus alrededores. El rastreo se prolongó hasta la una de la madrugada, provocando momentos de gran confusión. Todas las estaciones de Metro fueron ocupadas por la Policía Nacional, cuyos efectivos procedieron a la identificación de los viajeros.

Después de desalojar el subterráneo del metropolitano, numerosos, efectivos de la policía penetraron en el interior de los túneles que enlazan las estaciones de Virrey Amat, Maragall y Lluchmayor.

El rastreo emprendido por la policía en el interior del ferrocarril se prolongó hasta la una de la madrugada. Cerca de la medianoche, los bomberos inspeccionaron las alcantarillas de la zona, al sospecharse que los autores del atentado habían abandonado el Metro por una de ellas. El espectacular despliegue resultó infructuoso. Los terroristas, al parecer, huyeron por una salida de emergencia existente en el túnel que enlaza la estación de Maragall con la de Lluchmayor.

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