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La política agrícola y los tipos de interés, centro de las negociaciones iniciadas ayer en Bruselas

Soledad Gallego-Díaz

Una semana de intensas negociaciones entre los diez países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) se inició ayer, en Bruselas, con la apertura de los Consejos de Ministros de Economía y Finanzas y de Agricultura. Aunque ambas reuniones proseguirán hoy -coincidiendo con un nuevo Consejo de Energía-, las impresiones recogidas ayer indicaban que los diez son incapaces de ponerse de acuerdo en dos cuestiones esenciales para la Comunidad: cómo luchar contra la política monetaria norteamericana (cuyos resultados para Europa son equivalentes a los de un tercer shock petrolero), y cómo reducir los enormes gastos de financiación de la política agrícola común.

Los ministros de Economía y Finanzas estudiaron a lo largo de toda lajornada una propuesta de la Comislón (órgano ejecutivo de la CEE) para reforzar el Sistema Monetario Europeo (SME), que festeja precisamente esta semana su tercer aniversario. Las propuestas de la comisión, en líneas generales, podrían resumirse del siguiente modo: crear un espacio europeo de tasas de interés, una suerte de serpiente en la que deberían moverse las tasas en Europa, de forma independiente de Estados Unidos, y profundizar el desarrollo de la unidad de cuenta europea (ECU), permitiendo la existencia de cuentas bancarias en ECU y autorizando la financiación al ciento por ciento (en lugar del 50%, como ahora) de líneas de crédito entre países en dicha unidad de cuenta.A ambas cosas se opone fuertemente la República Federal de Alemania (RFA). Su ministro de Finanzas, Hans Matthoeffer, estima que la serpiente de tasas de interés obligaría a adoptar medidas contra el libre movimiento de capitales (el dinero europeo buscaría intereses más altos fuera de la CEE), lo que no está dispuesto a aprobar. En cuanto al fortalecimiento de la ECU, Bonn, al igual que los Países Bajos, teme que si las líneas de créditos pueden estar financiadas al ciento por ciento en la unidad de cuenta europea, países con monedas fuertes se verán obligados a aceptar enormes cantidades de ECU con las que no podrán actuar libremente.

Matthoeffer se atrincheró en su postura de que el Ministerio de Finanzas de su país no es el indicado para adoptar decisiones de esta naturaleza, sino la Bundesbank, con lo que el problema ha quedado bloqueado, al menos hasta la cumbre europea prevista para finales de mes. Mientras tanto, la crisis económica europea si.gue golpeando con fuerza en ciertos países de la CEE: hoy está prevista en Bruselas una manifestación gigante (y violenta, anuncian algunas fuentes) contra la política de restricciones del Gobierno belga.

No fueron mejor las cosas, tampoco, en el Consejo de Ministros de Agricultura. Los diez permanecerán reunidos hasta mañana, miércoles, pero nadie espera que sean capaces de encontrar una solución para el problema del vino, la leche y los cereales. Para intentar reducir la enorme tensión entre París y Roma, causada por los repetidos actos vandálicos contra las exportaciones italianas, la Comisión propone un presupuesto especial para destilar siete millones de hectolitros de vino, a lo que se niegan los países del Norte, porque estiman que será muy caro.

Bonn y Londres aceptarían sólo tres o cuatro millones. París reclama, además, una nueva reglamentación definitiva, de forma que a principios de campaña se destilen, a cargo de la CEE, todos los excedentes que, según Francia, terminan por llegar a su país a precios ridículos.

El problema de los excedentes lecheros no parece tampoco encontrar una solución. Para desanimar a los productores, la Comisión propone una tasa de corresponsabilidad alta, a partir de los 60.000 primeros litros.

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