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ENDESA levanta las restricciones de compra a la minería a cielo abierto de El Bierzo

La Empresa Nacional de Electricidad, SA (ENDESA), que hasta ahora detentaba el monopolio de la compra de carbón térmico en la zona de El Bierzo, ha decidido levantar todas las restricciones que pesaban sobre las entregas procedentes de las minas a cielo abierto, según ha manifestado a EL PAIS un portavoz de la patronal leonesa de antracitas.La medida incide directamente sobre yacimientos de fácil explotación que venían siendo considerados como "reservas estratégicas" por la empresa del INI y tiene como telón de fondo la entrada de FENOSA en el mercado de carbón de la zona con una central térmica de 350 megavatios en Anllares de Sil, a la que de inmediato se unirán otros dos grupos de ENDESA en Compostilla (Ponferrada).

El levantamiento de las restricciones era una vieja reivindicación de la patronal y, más concretamente, de las pequeñas y medianas empresas, que veían en ella un "balón de oxígeno financiero" con el que paliar la descapitalización de las explotaciones subterráneas. Estas se enfrentan desde finales de los setenta a costes de producción por encima de los precios políticos del carbón, con un desfase de unas 750 pesetas por tonelada (5.750 y 5.000 pesetas, respectivamente). Por el contrario, los costes medios de las explotaciones a cielo abierto se sitúan entre 2.500 y 3.000 pesetas por tonelada, debido al alto grado de mecanización y al menor número de mano de obra que requieren.

Por su parte, ENDESA pretende garantizar con esta medida el suministro de carbón a su propia central térmica y a la de FENOSA, cuyos consumos totalizarán en breve más de cuatro millones de toneladas anuales (aproximadarnente el doble de la producción actual de antracitas). En estos momentos, la central de Compostilla cuenta con unas existencias de 4,5 millones de toneladas, según las mismas fuentes, y espera recibir de las pequeñas y medianas empresas durante la próxima década un mínimo de 1,3 millones de toneladas anuales, cifra insuficiente para las necesidades del consumo.

Cualquier incremento a corto plazo sobre estas cantidades deberá salir, precisamente, de las minas a cielo abierto, ya que las ayudas oficiales para el relanzamiinto de la minería, recientemente firmadas por la gran patronal y Calvo Sotelo, no comenzarán a reflejarse en las producciones hasta dentro de tres años.

Reservas para una década

Todas las fuentes consultadas por este periódico coinciden en señalar que, con su nueva política, ENDESA pretende anticiparse al riesgo de desabastecimiento de su central de Compostilla.Oficialmente, y según un estudio realizado por el Instituto Geológico y Minero, en diciembre de 1980, sobre Potencial de carbón a cielo abierto, en el área Bembibre-Torre del Bierzo, las reservas actuales pueden estimarse en 3,2 millones de toneladas, suficientes para veinte años a los actuales ritmos de producción (probablemente sólo para una década, si, lógicamente, a partir de este momento se incrementa el número de explotaciones).

Los costes de extracción a cielo abierto serían, de acuerdo con el mismo estudio, de 230 pesetas por metro cúbico para el carbón y de 180 pesetas para los desechos.

Por el contrario, los empresarios mineros restan importancia a este potencial, que califican como el chocolate del loro en la actual producción minera. Se recuerda, en este sentido que las grandes empresas del sector nunca han tenido limitaciones para vender sus producciones de cielo abierto y son, a la vez, las que cuentan con mejores yacimientos de este tipo, en cantidad y calidad. Del mismo modo, las pequeñas y medianas empresas, que alegaban durante los últimos años encontrarse en dificultades financieras, pudieron negociar, prácticamente sin excepciones, la recepción de sus entregas por ENDESA, lo que hace que "todo el que tiene algo a cielo abierto lo esté sacando sin problemas".

Esta última afirmación coincide de lleno con las estadísticas oficiales, hasta el punto de que, según la Delegación Provincial de Industria, una de cada siete toneladas de carbón procedían en 1980 de explotaciones a cielo abierto. En total hay veintinueve minas de este tipo en la provincia y otras nueve en proyecto, con una producción de 695.000 toneladas anuales, de las que dos tercios corresponden a hullas y el resto a antracitas. También hay pleno acuerdo en admitir que todo este carbón fue vendido a las centrales térmicas, incluida la de ENDESA, por lo que las anteriores restricciones tuvieron casi un carácter simbólico. Este hecho resulta especialmente llamativo si se tiene en cuenta que, además de la calificación de "reservas estratégicas" que pesaba sobre los yacimientos, la política de la empresa del INI tenía también una motivación social: el mantenimiento de los puestos de trabajo en el sector.

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