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Sorprendente comportamiento

La pasada semana ofreció un comportamiento especialmente singular en los mercados de valores nacionales. A la clara orientación bajista con la que se iniciaron las reuniones sucedió un ambiente supuestamente eufórico, en el que los índices generales de las dos últimas sesiones reflejaron avances de cierta consideración.Una vez más fueron las entidades del sector bancario quienes se encargaron de animar el ambiente. Tras la mayoritaria presencia de órdenes vendedoras en las sesiones del martes y miércoles, donde se llegaron a alcanzar unos saldos vendedores en Madrid que rondaban el millón de títulos, se pasó a una situación de tibia demanda en la que las partidas compradoras se mostraron superiores a una oferta en pleno proceso de contracción.

Lo que no quedaba claro para numerosos especialistas era la razón por la que se había invertido el proceso. Aun aceptando que la mayor parte de las órdenes las generaban los inversores institucionales, resultaba difícil explicar el brusco cambio en la tendencia. Cambio que, por otra parte, no se limitaba a los valores estrictamente bancarios, sino que afectaba a una serie de valores de los que normalmente son controlados de forma más o menos directa por los cuidadores de estas entidades. Los casos de Petróleos, Dragados, e incluso algunas eléctricas, son suficientemente significativos."

La demanda, o quizá, puntualizando mejor, la retirada de la oferta, sirvió para que la cotización de estas entidades experimentase alzas muy significativas, sobre todo si se tiene en cuenta la tendencia del mercado en las jornadas precedentes. Las ventas habían resultado ampliamente mayoritarias desde el fin de semana anterior, donde algunos pretendieron encontrar justificaciones en la anulación de órdenes por ser primero de mes. Sin embargo, la realidad, que quedó patente en el desarrollo de las reuniones, señalaba bien a las claras que los magos del mercado habían decidido que la tendencia positiva que habían venido manteniendo los mercados durante los meses estivales había tocado a su fin, y que las ventas debían reemplazar a la placidez de las últimas reuniones.

Por otra parte, los mercados de valores nacionales ignoraron una vez más la realidad que apuntaban las finanzas internacionales. Los mercados de valores europeos iniciaron una singladura marcadamente ascendente, fundamentalmente, causa de la flexión a la baja en los tipos de interés que se están produciendo en los mercados financieros internacionales.

La posibilidad de que la economía norteamericana enfile un proceso de flexibilización, en base a una política menos severa en cuanto a los tipos de interés practicados, ha estimulado a los inversores europeos, quienes han aceptado con notable regocijo. la posibilidad de que la baja de la divisa estadounidense les permita una mayor penetración en los mercados del área del dólar.

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