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El capitán general de Sevilla pide a sus subordinados lealtad sin límites al Rey

El teniente general Manuel Saavedra Palmeyro hizo una declaración expresa de acatamiento a la Constitución y al orden democrático vigente y pidió a sus jefes y oficiales una lealtad sin límites hacia el Rey, durante el discurso que pronunció en su acto de toma de posesión como capitán general de la III Región Militar, celebrado a mediodía de ayer en Sevilla.

Saavedra Palmeyro, que sustituye en el cargo a Merry Gordon, recordó en un tono reposado y sereno que la Constitución y las ordenanzas militares imponen a las Fuerzas Armadas la misión de garantizar la soberanía e independencia de España y defender su integridad y su ordenamiento constitucional, debiendo consagrarse exclusivamente al servicio de la patria. «Si alguien, en algún momento», añadió, «y por intereses circunstanciales de grupo, intentara dañar injustamente la imagen de las Fuerzas Armadas de España debe tener presente que, a la par, está dañando y ultrajando la propia imagen de la patria». El capitán general, que subrayó como uno de sus objetivos prioritarios el conseguir la unión entre el Ejército y la población civil, hizo un cálido elogio de la región andaluza, «cuna de antiquísimas civilizaciones, completadas más tarde por otras ricas culturas, que ha hecho posible que hoy esta tierra esté impregnada con una tradición de cultura, delicadeza y arte, que unida a la riqueza deslumbrante de sus monumentos artísticos, a la belleza de sus tradiciones y de sus festejos, al cordial y amable talante de sus gentes y a la luz y al color de sus lugares hacen que, en definitiva, aquí todo tenga un encanto singular».

Al acto, que fue precedido de una breve revista de tropas y salvas de honor en el recinto de la plaza de España, asistieron el presidente del Senado, Cecilio Valverde; el director general de Política Interior, el presidente de la Junta de Andalucía, el gobernador civil de Sevilla y otras autoridades civiles, militares y regionales, así como los parlamentarios de la provincia y jefes y oficiales de esta región militar. Llamó la atención a este respecto el hecho de que el cardenal arzobispo de Sevilla, José María Bueno Monreal, ocupase un lugar preeminente en la tribuna de autoridades, inmediatamente después del propio capitán general y antes que todas las personalidades mencionadas.

Algunas autoridades civiles presentes no dejaron de censurar esta preeminencia en un momento en que Iglesia y Estado aparecen constitucionalmente separados en nuestro país, en tanto que otras quitaron importancia al tema. Hay que indicar que precisamente las primeras palabras del capitán general Saavedra Palmeyro fueron para pedir a Bueno Monreal «que en sus oraciones, cuando le sea posible, dedique sus intenciones a rogar a Dios Nuestro Señor me conceda su protección y ayuda».

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